Esperanza Spalding

Esperanza Spalding vuelve a triunfar en los Grammys

En 2011,  Esperanza Spalding conseguía lo impensable: su segundo álbum de estudio, «Chamber Music Society»  la convertía en la ceremonia de los premios Grammy en la mejor artista emergente de ese año, arrebatándole a Justin Bieber un premio que se daba prácticamente como seguro. Desde entonces Spalding ha sabido demostrar que lo suyo no ha sido fruto de la causalidad y álbum tras álbum esta cantante y bajista se ha consolidado como una de las grandes referencias del jazz actual.

Así lo ha vuelto a reconocer el jurado de la última edición de los premios al reconocer su último disco, «Twelve little spells» como el mejor en la categoría de «mejor álbum de jazz vocal». ¿Pero es un álbum de jazz? Aunque sin lugar a dudas lo es, este último es probablemente el menos «jazzístico» de su carrera.

Acompañada por el guitarrista Matthew Stevens y con Justin Tyson a la batería, Spalding presenta un álbum que se aleja del jazz crossover, la fusión y el R&B con el que ha conquistado a sus fans para presentar un trabajo mucho más conceptual, construido a partir de texturas vanguardistas, llenas de paisajes sonoros y poesía.

Cada una de las canciones del álbum apelan a un órgano diferente del cuerpo humano (boca, ojos, caderas, dedos…) y aunque hay que entenderlo como esos discos conceptuales que tanta pegada tuvieron en los años 70, a la vez, cada tema está pensada para constituirse como un microuniverso lleno de posibilidades… a menudo hipnóticas.

Y aquí voy a ser sincero. No me gustó el álbum la primera vez. Sobre todo porque no sonaba a ella, sino a uno de esos conjuntos menores que puedes escuchar en cualquier club y olvidas en cuanto sales por la puerta. Peo ¡ay la segunda escucha! Es ahí cuando empiezas a darte cuenta de que realmente merece la pena.

Los otros triunfadores de la noche

Por supuesto, Esperanza Spalding no fue la única en levantar una estatuilla al mejor jazz. En la categoría de mejor álbum de jazz intrumental, Brad Mehldau triunfó con su disco «Finding Gabriel»; Chick Corea y «the Spanish Heart Band» ganaron en la categoría de mejor álbum de latin jazz con el disco «Antidote»; el mejor solo improvisado fue para Randy Brecker y su «Sozinho», mientras que «The Omni-American Book Club» de la Brian Lynch Big Band se hizo con el máximo galardón en la categoría de mejor disco de jazz ensemble.

Para Chick Corea recoger un Grammy ya es una tradición. Con el de esta semana, el pianista americano ha ganado un total de 23 premios a lo largo de toda su carrera y ha sido nominado en 65 ocasiones. De hecho, según leemos en la página de la organización, es el intérprete dentro de la categoría de jazz que más premios ha acumulado.

En cuanto a Brad Meldhau, el pianista al que se considera sucesor natural de Keith Jarret y Bill Evans (aunque él odia esas comparaciones), con «Finding Gabriel» ofrece desde luego algo muy diferente: una aproximación expansiva, ecléctica y desde luego muy personal, que según sus propias palabras le ha ofrecido la lectura del antiguo testamento. Casi nada.

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