ECM

La ECM de Manfred Eicher cumple 50 años cambiando la historia

Cuando hace unos días hablaba de ese discazo de Ketih Jarret que responde al nombre de «The Köln Concert», también lo hacía, como no puede ser de otra forma, de Manfred Eicher, cofundador del sello musical ECM y uno de esos nombres que escuchas una y otra vez en el mundo del jazz. Cuando se cumplen cincuenta años de la fundación de sello, creo que merece la pena repasar brevemente su historia.

Comencemos por el nombre mismo de la casa. ECM es el acrónimo de «Edition of Contemporary Music» y nace como sello discográfico a finales de los años 60. Desde su lanzamiento, la compañía ha lanzado más de 1.600 discos, especialmente de jazz y música clásica. Entre los artistas más destacados que trabajan para ECM destacan los pianistas Keith Jarret, Chick Corea o Vijay Iver; los guitarristas Pat Metheny, John Abercrombie oJakob Bro; bajos como Charlie
Haden, Dave Holland and Eberhard Weber; saxos de la talla de Charles Lloyd o Jan Garbarek, trompetas como las de Enrico Rava o conjuntos como el Art Ensemble of Chicago.

No todo es por supuesto mérito de Eicher. Probablemente ECM no existiría hoy en día sin Karl Egger. El otro cofundador del sello era el dueño a mediados de la década de 1960 de la tienda de discos «Elektro-Egger record store» y en realidad fue él quien le dio la oportunidad a Eicher de lanzar su propio sello discográfico, grabando juntos el 24 de noviembre de 1969, en el Tonstudio Bauer de Ludwigsburg (Alemania occidental) al pianista Mal Waldron, que firmaba su disco «At last».

Poco después de la grabación de ese primer disco, Eicher se convenció de que tenía que dedicarse a tiempo completo al sello, ya no había vuelta atrás. Pero como explica él mismo para DownBeat (noviembre/2019) no había un plan claro: «trataba simplemente de seguir mis intereses musicales, muy personales. Esto es lo que posteriormente fue percibido como la ‘identidad’ del sello, pero en realidad no había ningún gran plan. Lo único que quería era hacer buenas grabaciones y tenía algunas ideas en mente para ello… no había mucho más».

Si hablamos de identidad del sello, por supuesto tenemos que hablar de una forma particular de grabar. Sobre todo porque Eicher mima como pocos el proceso de grabación. Su estética sonora implica por decirlo de alguna forma, una búsqueda de la pureza, el uso de los silencios como una nota más y en muchas ocasiones una inclinación por la grabación de composiciones en directo o en una única toma sobre la producción excesiva o los trucos de montaje.

Por eso en esa misma entrevista que mencionábamos antes, Eicher explica que aunque cree que es necesario tener un plan antes de comenzar a grabar, «también creo que es necesario estar abierto a cualquier cosa que pueda pasar de forma inesperada en el estudio, a la improvisación, a las exigencias que acaba planteando cada proyecto».

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Al mismo tiempo y frente la revolución de las descargas o al mismo streaming musical al que la propia ECM se sumó en 2017, Eicher sigue creyendo en el álbum como concepto, como la forma de contar una historia completa, independientemente del formato: «los jóvenes no entienden el poder que tiene el álbum, lo cual es de lamentar. Un álbum es como una película o una obra de teatro. Tiene cierta forma, se presenta de una manera particular, tiene un sentido de conjunto».

Lo que nos lleva de nuevo a Keith Jarret. Porque aunque es verdad que ECM ha producido a grandísimos artistas, probablemente estaríamos hablando de un sello muy distinto sin la contribución de Jarret. Desde que en 1972 el pianista grabase «Facing you», ya son más de 70 los álbumes en los que Eicher como productor y Jarret como músico, han colaborado. En una entrevista de 1995 (también para DownBeat), Jarret explicaba la naturaleza de esta colaboración de la siguiente forma. «la capacidad de encontrar a alguien que realmente escuchase lo que estaba haciendo y que me permitiese establecer mis propias reglas… era lo que necesitaba. No sé que hubiese pasado con mi carrera si no me hubiese encontrado con Manfred».

En definitiva, lo que distingue a EMC de otros sellos y que forma parte de la filosofía de la casa, podría definirse como «el arte de buen escuchar». y si tuviéramos que ponerle una etiqueta simplificadora podríamos afirmar sencillamente que ECM es jazz de vanguardia, aunque en realidad sea mucho más. Me gusta más en este sentido, el último párrafo que leo en la entrada que Eicher tiene en la Wikipedia: «La principal función de Eicher ha sido dar a conocer nuevos talentos y músicas diferentes, captar la música que le gusta a él, para luego presentarla a los que aún no han tenido la oportunidad de conocerla».

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