Para muchos, hablar de Damien Chazelle es hacerlo sobre todo de dos grandísimas películas: la jazzística “Whiplash“, de la que ya hemos hablado en alguna ocasión y de “La la land”, probablemente la mejor película musical de los últimos 20 años. Ahora y en la que es su primera colaboración con Netflix, vuelve de nuevo su mirada sobre el mundo del jazz con “The Eddy”.
La mini serie (ocho capítulos) sigue los pasos de Elliot, el dueño de un modesto club de jazz de París. A la vez que hace malabarismos para mantener el club a flote, ejerce como líder de una banda que no acaba de arrancar y hace lo que puede por mantener unido lo poco que queda de su familia. Pero como siempre hay hueco para un problema más, también deberá conseguir que un grupo mafioso que ha puesto en el punto de mira su local, no le cause demasiados problemas.
Lejos del glamour de Montparnasse o de la rue des Lombards, donde se encuentran algunos de los clubs de jazz más reconocidos de la capital francesa, la mirada de Chazelle se posa en un barrio anónimo del que no sabemos prácticamente nada, pero que perfectamente podría encontrarse en una de esas banlieues que solo salen en el telediario cuando las noticias no son buenas.
Lo escuálido que casi siempre resulta el mundo de Elliot, se ve compensado cuando cada noche “The Eddy” abre las puertas y la actuación de la banda comienza. Y la música que escuchamos en cada capítulo, voy a decirlo ya, es fantástica. Tanto, que probablemente sea lo mejor de una serie que hay que consumir poco a poco, situándose en el polo opuesto de esos maratones seriéfilos que nos han impuesto las plataformas en los últimos años.
En “The Eddy” más que una historia hilada, nos encontramos con un ejercicio audiovisual de momentos, de retazos de unas vidas casi anónimas, a las que Chazelle se asoma como en un cuadro impresionista. Y es que por un lado, en “The Eddy” encontramos pasión, violencia, pérdida, música genial… pero por el otro,.la sensación de que los espectadores no hemos sido invitados. Porque como en la vida misma, en la que al cabo de cada día descubrimos que apenas nos ha pasado algo…”The Eddy” nos golpea con todos esos momentos en los que lo importante no es el qué, sino el cómo.
Se entiende por supuesto cuando como cuenta el propio Chazelle, muchos de los personajes que pasan por su cámara no son actores, sino músicos profesionales. Así explica que “el objetivo era que cuando estuviéramos filmando, no hubiera una línea estricta que dividiera la música y la no-música, entre los músicos y los actores, de modo que todo se sintiera orgánico, fluido y desordenado”.
Al compararlo con otros trabajos anteriores como Whiplash, afirma que “The Eddy está mucho más cerca del documental, en términos de cómo me aproximo a la música. En mis películas anteriores se trataba de pasarlo bien contando una historia, mientras que aquí lo que hemos hecho es dejarnos llevar por el ritmo de la música”. ¿Merece la pena? Si te gusta el jazz.. ¡No te la pierdas! Incluso si no te gusta, yo le daría una oportunidad.
“The Eddy”: lo nuevo de Damien Chazelle se estrena en Netflix comentarios en «2»