Cuenta Juan F. Trillo en la crónica que hace sobre Data Lords de Maria Schneider, que “el arte debe producir placer estético” y que por lo tanto, no debería ser necesario leerse antes un “manual de instrucciones” para poder disfrutarlo. Es una forma de verlo. Quienes defienden esta proposición, suelen opinar que el arte arte debe revelar su naturaleza ante el espectador sin exigir nada a cambio, sin pedirle cuentas. El arte conceptual en cambio se encontraría en el extremo opuesto: obliga al espectador a hacer un ejercicio intelectual para poder comprenderlo.
La buena noticia para los fans de Maria Schneider es que su Data Lords juega en ambos bandos. Estéticamente, los dos CDs que forman parte de su último trabajo, nos ponen en planos completamente diferentes. Hagamos un simple ejercicio: tumbémonos en la cama, cerremos los ojos y escuchemos los cinco temas que componen el primero: A Digital World. ¿Hecho? Tiempo para beber un vaso de agua, reponer fuerzas y comenzar de nuevo, esta vez con los seis que forman parte de “Natural World”. No necesitamos saber nada más.
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