Malos tiempos para la lírica. Peores para los conciertos, las salas y los festivales de jazz. Apenas un puñado se salvaron el año pasado. Los que lo hicieron tuvieron que reinventarse, convertirse en espacios mínimos, restando músicos y aumentando la distancia social.
Se agarraron con uñas y dientes a la “nueva normalidad” eventos como el “Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz”, que estuvo a cinco minutos de no celebrarse y que si finalmente consiguió juntar a algunos músicos en “The Garage” fue por el empeño de personas como Íñigo Zárate, que en 2019 recogió el testimonio de dirigir el que sigue siendo uno de los festivales de jazz más importantes de España.
Con Íñigo hemos tenido la oportunidad de conversar estos días. Y aunque no ha querido contarnos quiénes serán las estrellas de la 44 edición que se celebrará entre el 15 y el 18 de julio en la capital vasca, sí que hemos conseguido que nos deje unos cuantos titulares que son mucho más interesantes.
Te estrenas en la dirección del Festival de Vitoria en 2019
Íñigo Zárate: Así es, a principios de 2019 tomamos el relevo de la dirección anterior y tuvimos que organizar la nueva edición con bastante poco tiempo. Y bueno sí, fue muy trabajoso pero ten en cuenta que casi todos los que empezamos en ese momento ya estábamos antes. En realidad muchos de los que estamos ahora, llevamos involucrados más de 20 años involucrados de una u otra forma con el Festival.
Lo cual no quiere decir que lo haga más fácil porque el Festival es una asociación sin ánimo de lucro que no puede tener ganancias, tenemos que empezar el año siempre a cero. Con lo cual es difícil hacer un presupuesto si tienes en cuenta que una parte muy importante son las entradas, o que no puedes ahorrar nada de cara al año siguiente.
Y al poco tiempo te encuentras con una pandemia que casi obliga a suspender el Festival del año pasado y que desde luego es una prueba de fuego para la viabilidad del de este. ¿Cómo están yendo los preparativos este año?
Íñigo Zárate:Creo que el festival va a ser muy similar al del año pasado. Tal vez no con un recorte tan drástico, pero va a ser parecido porque estamos trabajando con el escenario de la situación actual. No nos lo podemos jugar a pensar que tal vez vamos a una situación mejor y luego equivocarnos. Preferimos ir a lo seguro y que si hay cambios en la situación que sean a mejor.
Ahora mismo las limitaciones que tenemos son de 400 personas en el interior y 600 en el exterior. Y con eso estamos trabajando. No va ser una situación normal en cualquier caso.
El año pasado intentasteis de todo para, a pesar de las circunstancias, organizar el Festival. ¿En qué momento dices hasta aquí, hay que tirar la toalla?
Íñigo Zárate: El año pasado llegó un momento en el que ni siquiera teníamos espacio en dónde hacerlo. Por tiempos, a toda la organización del Festival nos pilló en confinamiento. Y un festival como este no se puede organizar en 15 días. Llegó un momento en el que no se podía hacer nada: no había teatros abiertos, nadie se podía juntar con nadie…
Se suspendieron todos los presupuestos del Ayuntamiento y los de casi todas las instituciones. Por otro lado los músicos, era evidente que no iban a poder llegar. Lo que hicimos fue tomar la decisión de suspender el Festival. Más adelante sin embargo, vimos que sí que había algún patrocinador que quería hacer algo, la situación sanitaria fue mejorando…y por no pasar el año “en blanco” del todo, nos inventamos el Club.
Pusimos en marcha el formato que se permitía sanitariamente en ese momento, y con el presupuesto que teníamos, que también era muy limitado, nos metimos en ese berenjenal. Creo que para lo que se podía hacer salió bien.
En cuanto a la composición de cartel de este año, ¿qué porcentaje vamos a tener de presencia internacional en esta edición?
Íñigo Zarate: Muy pequeña. Queremos que haya alguna cosita, pero no va a haber mucho. Vamos a seguir apostando, porque además creemos que es el momento de hacerlo, por el jazz nacional y por el jazz local.
Es que tampoco sabemos si los americanos podrían venir o de qué forma podrían hacerlo. En realidad se habla de muchas cosas, pero no se sabe nada. Lo peor de esta situación tan complicada es que no controlamos nada.
Por un lado no nos queremos arriesgar a hacer una programación con músicos americanos sobre todo, por los problemas logístico-sanitario que tenemos y por el otro, si efectivamente vamos a tener pocos conciertos, preferimos que sea apoyando a los músicos de aquí.
Este año al que echaremos de menos seguro en Vitoria es Chick Corea. ¿Qué recuerdo tienes de sus visitas al Festival?
Íñigo Zárate: En Vitoria hemos tenido la suerte de haberle visto con formaciones extrañas o poco o convencionales. Te quedas con la idea de que era un músico todo terreno, una máquina de hacer música, de integrarlo todo y de hacerlo bien. Y eso era un lujo. Ha sido una pérdida muy grande.
El piano de Corea era algo …con su sonido, con su personalidad, dispuesto a hacer cualquier cosa con cualquiera…ha sido algo muy grande. En las jams que podíamos tener se subía y tocaba con cualquiera, es que le daba igual, siempre estaba predispuesto a jugar…siempre predispuesto a conseguir que ocurrieran cosas.
Como sabes, hace poco se celebró el Día Internacional de la Mujer. ¿Cómo ves el papel de la mujer en el mundo del jazz en estos momentos?
Íñigo Zarate: Es curioso, porque a veces hasta que no lees artículos como el de Itziar Yagüe contando su experiencia, puedes tener la falsa sensación de que todo esto que se cuenta ha pasado a la historia, y te das cuenta de que no es así. Es que esto va más allá de todo, es una cuestión de educación. Cuando te encuentras con gente así… ¡es que es algo tan básico! Son cosas que no me podía imaginar que estaban pasando.
Por otro lado, en el jazz yo creo que la mujer siempre ha tenido su presencia. De hecho, creo que los mejores músicos que hay ahora, son mujeres. Mujeres como Kris Davis, Mary Halvorson, Maria Schneider demuestran a diario que no tienen nada que envidiar a los hombres, más bien todo lo contrario.
Pese a la pandemia, muchos músicos que han dejado de girar y dar conciertos se han encontrado creando y 2020 realmente ha sido un gran año en cuanto a nuevos discos y proyectos que se han presentado. ¿No te parece?
Me ha llamado la atención la gran producción de calidad que ha habido en España. Desde Marco Mezquida que no sabes cuántos proyectos mantiene simultáneamente, a Moisés Sánchez…Pablo Martín Caminero ha sacado cosas buenas también, por no hablar de Enesto Aurignac, que más le vale viajar porque cuando esta quieto se saca una sinfonía de debajo de una piedra.
Creo que es un momento especialmente dulce para el jazz nacional. Los músicos españoles están en un gran momento. Se notan mucho las nuevas generaciones, las escuelas de música superiores están a un gran nivel… están saliendo músicos muy jóvenes con un nivel increíble.
Una de las cosas que se vienen observando sin embargo es que desde hace tiempo a conciertos y festivales de jazz solo acaban atrayendo a un público de “cierta edad”. ¿Por qué el jazz no atrae a los más jóvenes?
Íñigo Zárate: Yo creo que hay muchas cosas ahí. En primer lugar hay un problema de educación. No sé qué educación están recibiendo los chavales en cuanto a música se refiere o en cuanto a música que requiera cierto nivel intelectual, es decir, música que no sea puramente de consumo.
Creo que es un poco el problema que hay. La música se ha dejado de ver como cultura y la gente joven, solo la contempla como esparcimiento, como entretenimiento. Así que todo lo que no sea de bailar, que requiera un esfuerzo intelectual…y es algo que tampoco se fomenta desde la propia industria musical.
Luego los hábitos de consumo también han cambiado. No hay músicos de largo recorrido. Hay muchos músicos que son más producto y producto de temporada, de muy corto plazo. Que sacan un disco, más bien un single y desaparecen.
Las discográficas están haciendo un poco esto. No están apostando por carreras a largo plazo. Y luego la forma de comprar y de consumir. El digital es una maravilla para muchas cosas, porque te permite escuchar música que no imaginarías y conoces a gente que sería imposible… pero tiene sus contras. El concepto disco, el concepto de publicar algo que tenga una continuidad y una idea se va perdiendo. La mayor parte de las veces son canciones sueltas sin que necesariamente haya esa continuidad entre temas.
Hay por lo tanto muchas variantes que hacen que que a la gente joven no les llame el jazz . Y no porque sean jóvenes. Sino porque es lo que hay en el mercado. Porque por otro lado, la gente joven que se ponga a estudiar, los que terminan su carrera en el conservatorio, te diría que en su práctica totalidad se interesa por el jazz.
Sin embargo en algunos sitios hay ciertos movimientos…Por un lado la escuela de Londres con Shabaka, Nubya, etc. que parece que recogen todos esos ritmos nuevos…Y por otro lado el caso de Jon Batiste que no solo es músico sino un divulgador que apuesta por llevar el jazz a la calle.
Íñigo Zárate: Sí, aunque yo no sé hasta qué punto esta gente… no sé es si esto está llegando a la gente joven en España. Está claro que Jon Batiste es alguien en Estados Unidos, y Nubya Garcia es alguien en Londres…Pero en España yo no creo no veo a chavales de 20 años escuchando lo que hace Shabaka o Nubya…No veo que lleven en el teléfono esta música.
Y es verdad que vas a Londres y toda la escena de jazz que tienen ahí tiene un boom increíble, dentro de un límite, pero sí les ves en festivales que no son exclusivamente de jazz.
También es que se mezclan con otras músicas que escuchan más los jóvenes como el rap, el hip hop…Creo que este tipo de mezclas sirven para abrirles el camino, porque en el fondo del hip hop puedes tener un reguetón muy repetitivo, o tener en cambio una música muy sofisticada.
¿Se ha santificado entonces el jazz en el altar de la élite y ha abandonado su carácter popular? ¿Hay algo de eso en España más que en otros sitios?
Íñigo Zárate: El jazz siempre ha tenido en España el sambenito de élite…parece que jazz y élite van siempre en la misma frase. Pero yo creo que no es así, o no debería ser así.
De hecho el jazz no es así. Es una música de calle y es una música que tiene su origen en los prostíbulos de Nueva Orleans, por lo que más humilde y social no puede ser. Ha salido del pueblo completamente. Sí que es verdad, que hay ramas del jazz que se han ido especializando y cogiendo caminos mucho más sofisticados…pero no tiene por qué ser eso, o solo eso. No tiene por qué ser elitista.
Cuando en España teníamos a Cifu con un programa de televisión que para mí ha sido básico en este país, los festivales de jazz estaban petados. No cabía un alma. Por grandes que fueran los escenarios. En San Sebastián con el velódromo por ejemplo, estábamos hablando de miles y miles de personas. A lo mejor se han llegado a juntar 15.000 personas. Son cifras que hoy en día son inimaginables.
Creo que depende también de cuánto los medios apoyen esto o no, para hacerlo más mainstream. En Estados Unidos sí que suenan más esos grupos en los medios y creo que aquí no. Aquí la apuesta de los medios por la cultura en general es pobre. Tienes Radio3 y poquita cosa más a nivel de gran difusión. Luego es verdad que tienes blogs, podcasts… pero el problema es cómo crear interés en gente que no lo tiene. Cómo darles esa primera escucha, cómo abrir esa ventana para esa primera vez.
Sobre todo en un momento en el que como estamos viendo, lo que más se escucha es reguetón y trap. ¿Estamos en un momento de empobrecimiento del lenguaje musical mainstream, o lo que se escuchaba antes de todo esto realmente no era tan bueno?
Íñigo Zárate: Yo a veces que me he metido a curiosear en Spotify, los 50 primeros hits es que suenan igual. No sé si es que se ha empobrecido. Creo que lo que se ha empobrecido es el lenguaje del consumo, el pop, el mainstream. Eso probablemente sí.
También hablo desde el desconocimiento en parte. Seguro que dentro del trap, o del reguetón, también hay cosas buenas. No creo que todo sea malísimo pero desde luego no lo conozco, porque tampoco es mi campo y como oigo muchas cosas malas, tampoco me producen el interés suficiente como para ponerme a investigar y meterme en ello.
A pesar de que el de este año se celebre que todos nos vacunemos… crees que hay un antes y un después para la música en directo? ¿Te da la sensación que nunca vamos a disfrutar de esta experiencia compartida tal y como lo hacíamos antes?
Íñigo Zárate: Creo que hay medidas que se van a quedar. El COVID hasta dentro de un par de años tampoco nos lo quitaremos del todo …aunque tengo la confianza de que dentro de esos dos años volvamos a tener un Festival como antes; que también la vida volverá a ser bastante parecida a lo que teníamos antes. Pero tenemos que estar preparados porque esto se puede volver a repetir.
Un fenómeno nuevo que estamos observando a raíz de todo esto en el streaming de conciertos, creo que el año pasado vosotros mismos habéis emitido el concierto de esta forma y hay locales y músicos que incluso lo hacen bajo pago de entrada. ¿Es un parche temporal o crees que es algo que ha venido para quedarse?
Íñigo Zárate: Mientras hemos estado encerrados y no había otra cosa, el streaming ha estado muy bien porque no había otra forma de hacerlo. A futuro yo creo que nada puede comparar la música en directo. El vivo aporta algo que es imposible de tener en un streaming.
¿Qué es algo que se va a normalizar y va haber muchos “streamings” para la gente que no pueda ir a conciertos? Seguramente sí…que va a haber cosas que se van a quedar…pero no para intentar igualar o sustituir al directo, porque la experiencia personal no tiene nada que ver… tampoco ni a nivel de sonido ni de la forma en la que te involucras en un directo.