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«Nomad», o la historia de un reencuentro musical

Hace ya unas cuantas semanas que de vez en cuando, antes de empezar un nuevo día de teletrabajo, mientras apuro un café solo, introduzco «Nomad« en el lector de CDs. Y durante los primeros minutos, mientras suenan sus primeros temas («Northwest» y «Connected»), no hago absolutamente nada, tan solo me quedo escuchando.

Grabado en abril de este año por el pianista Daniel Picazo y el contrabajo de Diego de Lera, «Nomad» es un disco en el que se mezclan el jazz, la música clásica y una nota de folklore gallego, en la voz de la cantautora compostelana, Sheila Patricia. Al conjunto, que ellos mismos definen en el libreto de este trabajo como una «suite de danzas», se le suma el cello de David Forés en dos temas.

Además de ser uno de los discos más bonitos que hemos escuchado en los últimos días, «Nomad» es la historia de reencuentro entre sus dos protagonistas, que coincidieron en la grabación de «Al volant de Mompou» hace casi diez años, junto al baterista Felipe Cucciardi.

El álbum contiene siete cortes compuestos íntegramente por ambos músicos de manera independiente y a la vez, aunque la obra se siente como compacta y uniforme, la encontramos dividida en dos tempos. El primero, compuesto por Diego de Lera, recorre los tres primeros temas («Northwest», «Connected» y «A Flor No Lino») y, como explica Diego, «explotan reiteradamente las posibilidades modales menores y el contratiempo rítmico, en todas las situaciones métricas situadas entre la corchea y la síncopa».

El segundo, a cargo de Daniel Picazo («Children’s Corner», «Sugerencias», «Medu Neter») apuesta por una música más etérea e impresionista, con un minimalismo que solo algunos efectos sonoros o un cello, rompen de vez cuando. En mitad de todo ello, «Nomad», el tema que da el nombre al disco y que recrea el conocido poema de José Hierro.

Dani, que en estos momentos da clases de piano varias escuelas de la Marina en Alicante y que grabó hace unos años su aclamado «Achromatic Project», explica que «la idea de grabar a dúo nos daba mucho respeto porque se oye todo y uno está más desnudo. Yo nunca había grabado a dúo y creo que me ha obligado a tocar de otra forma, he aprendido algo más».

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Que en «Nomad» se mezclen tantos estilos, por supuesto no es casualidad. Ambos tienen una formación multidisciplinar que además del jazz, incluye la música clásica, pero también el pop, el funk o la música popular. En este sentido, Dani destaca que el jazz «siempre me interesó por su espontaneidad, por la improvisación. En cambio, el clásico me influye mucho desde el punto de vista compositivo, es algo de lo que no me puedo desprender».

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Diego va incluso más allá: «nunca me ha gustado que me llamen «músico de …algo. No soy nada partidario de la pedagogía musical que se sigue, adscrita siempre a un lenguaje concreto, creo que la música es un lenguaje en sí mismo, y como lenguaje debe estar vivo y mezclarse, enriquecerse. Creo que adscribirse a un género no ayuda a fomentar la creatividad musical».

Personalmente, no puedo sino recomendaros que lo escuchéis. Este es un proyecto pequeño, como ambos confiesan cuando terminamos de charlar, pero también es un proyecto muy bonito; y que como todos los proyectos bonitos, está deseando saltar a los escenarios.

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