La relación con la música para muchas personas no pasa de conectar unos auriculares a su teléfono móvil y abrir Spotify. La calidad de la grabación casi siempre es lo de menos y en realidad, con tal de que el corte pase el “aprobado” es más que suficiente. Para otros en cambio, entre los que incluyo a los lectores de Caravan, la historia es diferente.
Sois (somos) personas que apreciáis el sonido del vinilo, que preferís el CD a un MP3 y a los que, en definitiva, os preocupa la calidad de la música que escucháis. Conocéis y a menudo compráis música digital en plataformas como Bandcamp y sabéis que invertir en unos buenos auriculares siempre merece la pena.
A casi todos nos preocupa tener un equipo de sonido como mínimo decente, porque es aquí donde invertimos buena parte de nuestro tiempo en casa. Sin embargo, y aunque es verdad que nos preocupamos en escoger con mimo los altavoces o el plato en el que se reproducen nuestros queridos vinilos, casi nunca pensamos en cómo y de qué forma se reproduce nuestra música digital.
Como es un proceso que casi todos damos por hecho, rara vez nos hemos preocupado por mejorarlo y confiamos “a ciegas” en la tarjeta de sonido del ordenador o del smartphone. Y sin embargo, es en este proceso, en cómo la señal digital de audio de convierte en analógica y por lo tanto la podemos escuchar, donde se produce gran parte de la magia. Por este motivo, para la reproducción de archivos musicales, el contar con un DAC se ha vuelto una opción cada vez más popular. Hoy os cuento qué es y por qué os puede interesar contar con este pequeño pero potente aliado.
¿Qué es un DAC y por qué te interesa?
El DAC (Digital to Analog Converter) es como su propio nombre indica, el conversor que “traduce” los ceros y los unos de la música digital, a sonido analógico, que es el que los humanos podemos escuchar. Todos los dispositivos que tienes en tu casa y que son capaces de emitir sonido, tienen su propio DAC: tu ordenador, tu smartphone, tu reproductor de CD… etc.
¿Qué es lo que ocurre? Que generalmente y salvo contadísimas excepciones, la calidad de la tarjeta de sonido integrada en ordenadores y teléfonos móviles es de muy mala calidad, por lo que al reproducir un archivo digital, por muy bueno que sea, gran parte de la información se pierde. Sirve de muy poco comprar o descargar la mejor música digital del mundo, si vamos a reproducirla en un sistema que es incapaz de interpretarla en su totalidad…¿no os parece?
Al contar con un DAC dedicado sin embargo, el dispositivo interpreta correctamente toda la información que encierra el archivo y la reproduce con total fidelidad, lo que unido a unos buenos altavoces/auriculares…se consigue una experiencia sonora muy mejorada. En muchos casos, el conectar un DAC a nuestro ordenador o a smartphone, supone un cambio tan grande como el de haber estado acostumbrado a ver cintas de vídeo en VHS y comenzar, de repente, a ver películas en DVD. Para mí, es como hacer magia.
Dicho lo cual, ¿es un DAC una inversión que tenga sentido para todo el mundo? Volvamos aquí al inicio del artículo. Si la música es algo “accesorio” para ti o si no eres un gran aficionado, probablemente no. Ahora bien, si pasas muchas horas al día escuchando música y aprecias la calidad y los matices…si la música te apasiona, entonces es una inversión que merece la pena considerar. ¿Te tienes que gastar mucho dinero en un DAC? No necesariamente. Incluso en los modelos más baratos, que puedes encontrar en cualquier tienda especializada a partir de 100 euros, la diferencia se empieza a notar. Evidentemente, no nos vamos a engañar. Como en casi todo, cuando hablamos de audio, la calidad se paga.
Como periodista especializado en tecnología, en las últimas semanas he tenido la oportunidad de probar, gracias a la amabilidad de los chicos de Zococity, el Fiio K9 Pro, el nuevo “buque insignia” de la marca en esta categoría de dispositivos de audio. En MC, la publicación en la que trabajo habitualmente, analizo lo que me ha parecido, repaso de arriba a abajo todos sus aspectos técnicos y cuento qué es lo que me gusta y qué es lo que no me gusta tanto. Si tenéis curiosidad por seguir conociendo lo que un DAC es y no es, o si tal vez puede ser interesante para vuestro “ecosistema” os recomiendo que le echéis un vistazo. El modelo que repaso no tiene por qué ser el más apropiado para vosotros, pero en el texto muestro muchos de los conceptos que tenéis que tener en cuenta a la hora de invertir en este tipo de aparatos. ¿Os animáis a leerlo?