BadBadNotGood

BadBadNotGood: la banda de jazz para la generación TikTok

El 28 de abril de 2011 unos por entonces desconocidos BadBadNotGood publicaban en YouTube “The Odd Future Sessions Part 1”, tema que podía entenderse como un manifiesto fundacional de la banda y que seguramente sin que ninguno de sus integrantes pudiesen sospecharlo, les llevaría diez años más tarde a convertirse en una de las formaciones más reconocidas de ese “jazz millennial” que está consiguiendo renovar el género.

Compuesta originalmente por Matthew Tavares (teclado) Chester Hansen (bajo), Leland Whitty (saxófono) y Alexander Sowinski (batería), el grupo tiene su origen en el encuentro de la mayoría de sus miembros en un programa de jazz en su Toronto natal.

Y como ocurrió con Justin Bieber que encontró su éxito en los vídeos que su madre colgaba en YouTube, en el caso de BadBadNotGood, no puede entenderse su popularidad y su proyección internacional si no es gracias a la viralización de sus temas primero en la plataforma de Google, pero poco después también en redes sociales como Instagram y sobre todo en TikTok.

Con una fuerte influencia de la música hip hop, pero también de otros muchos estilos, cuesta catalogarles como una formación de jazz. De hecho ellos mismos sin rechazar de plano esa etiqueta, consideran que lo que hacen es acercarse a la música a partir de su formación jazzística. Es decir, utilizan el lenguaje del jazz cuando escriben y componen, pero a partir de aquí no dudan en explorar géneros musicales totalmente diferentes, sin el ánimo de inscribirse en ninguna tradición.

En este sentido, cuando se les pregunta sobre sus influencias, la respuesta que ofrecen no puede ser más amplia: desde Miles Davis al compositor Arthur Verocai; desde los saxos de John Coltrane y Albert Tyler, a los baterías Tony Williams o Art Blakey; pero también y probablemente por el que comienzan a conocerles una nueva generación de aficionados, a músicos como J Dilla, Kurt Cobain o Wu Tang Clan.

Por el tipo de música que hacen, algunos no han dudado en compararlos con fenómenos como los que representan Snarky Puppy o GoGo Penguin. Pero si bien los primeros simbolizan la pulcritud y un cierto “elitismo” en un jazz cerebral y sofisticado, en el caso de BadBadNotGood, la música se dirige a todos aquellos que no tienen ningún “background jazzero”  pero que disfrutan de fenómenos urbanos como el hip hop, la música electrónica, la psicodelia e incluso un jazz que no son capaces de reconocer como tal.

Como en el caso de los anteriores, pero también de otras formaciones como “Moses & Boyd”, “The Comet is Coming” o “Ezra Collective”, el éxito del grupo canadiense es de los que incomoda a ciertos sectores “ortodoxos” del mundo del jazz, que sin decirlo abiertamente (o en ocasiones diciéndolo), les acusan de una cierta “apropiación cultural” que en realidad …no les podría importar menos. 

Y sí, es cierto que gran parte del material que produjeron para sus primeros trabajos eran covers de temas de “MF Doom”, “A Tribe Called Quest” o “My Bloody Valentine”, pero es que la influencia del hip hop en el mundo del jazz en los últimos 20 años y sobre todo a partir de fenómenos como el del enorme productor y rapero J Dilla, es incuestionable. Si a esto sumamos la revolución que supuso para el mundo de la música la publicación en 2015 del “To Pimp a Butterfly” del rapero Kendrick Lamar, y que contaba “en nómina” a figuras como Kamasi Washington o Robert Glasper, hablamos en realidad de la influencia de un sonido cada vez más transversal y que voluntariamente escapa de cualquier clasificación.

En el trabajo que la banda canadiense ha desarrollado en los últimos diez años, destacan hitos como su colaboración con  Roy Ayers (que ha vuelto a estar de rabiosa actualidad a través del sello Jazz is Dead) en el NuJazz Festival de 2012, o que tras publicar en 2016 su disco “IV” el LP fuese escogido por la BBC como álbum del año.

 La irrupción de la pandemia en 2020 supuso para el grupo poner fin a una larguísima gira que les había llevado durante los dos años anteriores a Estados Unidos, Australia y Europa, estresando al grupo y provocando la salida de Matthew Tavares del mismo.  De esa traumática experiencia y del poder por fin descansar, surge “Talk Memory”, un disco con tal vez menos florituras que en otros trabajos pero que respira modernidad por los cuatro costados, con desarrollos mucho más maduros y que en nuestra opinión le valen para haberse convertido en uno de los mejores álbumes del año pasado. 

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