¿Aún no habéis escuchado «La revolución»? Deberíais. No solo porque el tercer disco de Javier Navas le consagra como uno de los mejores vibrafonistas del panorama nacional, sino porque aunque se ha lanzado hace escasas semanas, apunta a ganarse el hueco entre los mejores del año.
Javier es uno de esos artistas al que llegas por el boca-oreja. En este caso de mi amiga Itziar, que me dijo: «escúchalo, te va a encantar». Y no me faltó mucho más. Tras escuchar el single que ha colgado en las plataformas de streaming, tardé medio segundo en preguntarle cómo podía conseguir el álbum entero. Cuando llegó a mis manos y tuve la oportunidad de disfrutarlo, este trabajo circular, tremendamente moderno pero a la vez con el buen gusto de los clásicos, me conquistó por completo.
Y me conquistó porque el vibráfono de Navas, que puede ser minimalista y delicado cuando quiere, desencadena casi siempre un torrente de energía sonora que te transporta, que te lleva a sitios nuevos e inesperados y que tiene esa cualidad que en mi opinión solo tienen los grandes discos de jazz: hacerte sonreír todo el rato.
No es para menos. A Javier Navas le acompañan en este quinteto otros cuatro músicos de altura: Bori Albero al contrabajo, Enrique Oliver al saxo, Juan Galiardo al piano y Dani Domínguez a la batería. La revolución despliega además sonoridades que evocan sensaciones muy diversas y tan humanas, reales y conmovedoras como la nostalgia, la inspiración artística o la expectación ante lo que está por venir. En Caravan hemos tenido la oportunidad de charlar durante unos minutos con Javier Navas y esto es lo que nos ha contado.
¿Cómo se presenta este año, entonces, con respecto al año pasado?
Javier Navas Bastante diferente al año pasado en el que apenas pudimos hacer bolos. Con el disco recién publicado, la perspectiva cambia, tienes un poco más de voz con todo lo que haces, tienes el “altavoz subido”y espero que a nivel de conciertos podamos currar bastante la verdad.
La idea este año es ir presentando el disco y por ejemplo ya te puedo confirmar que lo llevaremos a Madrid, con «En Ruta Jazz 2022«, el próximo cinco de mayo, en un concierto que daremos en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense.
Tú tienes una formación musical clásica. ¿Cómo decides entrar en el mundo del jazz?
Javier Navas Decido entrar en el mundo del jazz bastante por casualidad, todo en mi vida en este sentido ha sido bastante azaroso.
Mi amigo Emilio, que es un auténtico melómano, comenzó a recomendarme discos de jazz. Yo era un completo analfabeto en la materia, no tenía mucha idea y empezó a entusiasmarme. Yo ya era percusionista, pero clásico. Entonces quise acercarme a esa música desde un instrumento que yo ya conociese, en este caso el vibráfono. Y podía haber escogido la batería, pero no tenía el mismo nivel. Al final lo escogí por comodidad, por decir ¿cuál es el instrumento que más rápido me va a llevar a tocar jazz?
¿Por qué crees que no hay muchos vibrafonistas en la escena nacional de jazz?
Javier Navas: No lo sé, la verdad que nunca me lo he planteado, No creo que sea tan fácil la respuesta como decir que es un instrumento que es muy grande, es muy costoso de transportar…Creo que es algo que pasa con la percusión clásica e incluso te diría con la percusión en general.
No es un instrumento tan mayoritario como puede ser el piano, o la guitarra, o incluso como puede ser la batería…porque yo creo que tenemos que distinguir entre percusionista y baterista, creo que son dos universos distintos. Creo que simplemente responde a eso, a que de por sí es una familia instrumental, que es un poco minoritaria. Y claro, ya llevado al jazz que de por sí es una música minoritaria…
También responde a que es un instrumento que, aún pudiendo estar, no está demasiado presente en secciones rítmicas. Es un instrumento que es bastante específico, por el sonido que tiene, el timbre que tiene.
¿Qué vibrafonistas históricos son los que más han influido en tu forma de tocar? No sé si clasicazos como Milt Jackson o Gary Burton están ahí en tu sonido
Javier Navas: Todos los maestros claro. Bobby Hutcherson, Milt Jackson, Gary Burton…Pero para mí también ha sido muy importante un vibrafonista valenciano que vive en Málaga y que fue mi primer profesor, que es Arturo Serra. Fue él quien me ayudó a introducirme en este mundo, cuando ya había decidido que quería orientar mi carrera al jazz.
Lo cierto es que hoy en día es un instrumento con el que se están haciendo grandes discos. Está el tuyo por supuesto, pero aquí en España Jorge Rossy acaba de publicar “Puerta” que es estupendo, a nivel internacional está Joel Ross o incluso Roy Ayers se está “reinventando” en el sello Jazz is Dead. ¿Crees que hay una voluntad de “revitalizar” el instrumento?
Javier Navas: Creo que es un instrumento que tanto para un jazz antiguo tipo Big Band, como lo que hacía Lionel Hampton, como a una cosa más moderna, como puede ser Jorge Rossy y su universo…o una cosa, digamos, como un poco más fiestera, un poco más de música bailable, como lo que hacía y lo que hace Roy Ayers, es un instrumento que va bien con todo y que en absoluto ha envejecido mal.
Hay instrumentos a lo largo del siglo XX que igual les ha ocurrido esto. Si hablamos del jazz, quizá puede ser el caso del clarinete, que se asocia más al jazz temprano, ¿verdad? O incluso el saxo soprano, aunque luego ha tenido una activad mucho mayor.
Pero el vibráfono, sin ser nunca una de las primeras elecciones como instrumento, nunca ha pasado de moda porque tiene sonido, se adapta, puede estar en muchos sitios a la vez. Yo creo que ese es un poco el secreto.
No es que sea tanto una reactivación, sino como que nunca se fue del todo, sin ser un súper protagonista, pero nunca se fue del todo.
Una de las cosas que cuentas en tu biografía es que has recibido clases de Jorge Rossy. Debe haber sido toda una experiencia.
Javier Navas: Hombre, Jorge, además de darme un par de clases, es buen amigo mío, cuando hemos ido a tocar a Barcelona, él nos ha prestado su vibráfono, se ha venido con nosotros a cenar, es buen colega y pues es uno de los grandes maestros, no solo de España, sino uno de los grandes maestros del mundo.
Y no solo como vibrafonista, como baterista, o como pianista, sino en general como músico. Yo le recomendaría una clase con él a cualquier instrumentista de cualquier disciplina, un poco por la visión de la música que tiene, da igual el lenguaje del que estemos hablando.
Tanto si es jazz, dance o música clásica, da igual. Es increíble la visión que él tiene del fenómeno musical, del espacio, de los sonidos, de jugar con los timbres. Todos tenemos muchísimo que aprender de Jorge.
¿Cuáles son para ti las claves a la hora de ser un un buen vibrafonista en el mundo del jazz? ¿Qué le dirías a alguien que quiere empezar?
Javier Navas: Alguien que quiera empezar lo que tiene que hacer es fijarse en los maestros, que ahí es donde está todo.
Si tú quieres hacer algo propio, tienes que basarte en los maestros sino no, no estás fundamentándote en nada. Por supuesto, trabajar mucho, estudiar mucho y echarle muchas horas. Creo que existe un poco la tendencia ahora de intentar ser lo más original posible y de intentar hacer algo que no haya hecho nadie antes.
Y a mí me da la sensación un poco por mi experiencia, que si tú no conoces de dónde vienes, tanto a nivel técnico a nivel interpretativo, no vas a ser capaz de hacer algo nuevo, si es que se puede hacer algo 100% nuevo a estas alturas.
¿Cómo te influye el tener una formación clásica a la hora de desarrollar un lenguaje propio en el mundo del jazz? Y al revés… ¿cómo convergen ambos mundos?
Javier Navas: Yo tenía esa de visión de dos planos, ese decir mi mundo musical se divide cuando hago clásico y cuando hago jazz. Pero cada vez yo tengo más claro que que estos dos mundos no están separados, no son tan independientes.
De hecho, yo lo que intento es que esos dos mundos, al menos en mi cabeza, en mi forma de tocar, se nutran el uno del otro. Hay componentes de la música clásica que al jazz le viene fenomenal y viceversa, componentes del jazz y de las músicas improvisadas que al mundo clásico también le sientan bien.
Más que hablar de cómo son de diferentes, lo ideal al final es ser capaz de coger lo mejor de cada uno. Da igual lo que hagas, la música es música, da igual el estilo. Al final de lo que se trata es de lanzar un mensaje. El canal, ya sea a través de una orquesta sinfónica, de un ensemble de percusión, de un quinteto de jazz o de un dúo de flauta y arpa..¿qué más da? Al final viene a ser lo mismo. Lo interesante es poder mezclar los dos los dos mundos.
En el libreto de la revolución dices que es una búsqueda de autoafirmación vital a través de la música. ¿Ha sido para ti un nuevo punto de partida?
Javier Navas: Pues casi que te diría que sí. Lo que pasa que después de tres discos, todavía no sé si un disco es un nuevo punto de partida o ponerle fin a lo anterior.
Siempre me ha pasado un poco lo mismo con los discos e incluso los tres títulos de los discos van un poco en esa dirección. Ahí tienes como el segundo disco se llama “Fresh Start”, pero ya te digo que nunca he sabido si un nuevo disco cierra una etapa o abre una nueva.
¿Y cómo es esa etapa que supongamos que comienza?
Javier Navas: Bueno, pues bastante diferente a todo lo anterior, un poco porque es absurdo negar que todo lo que ha pasado desde marzo de 2020 con el tema de la pandemia no nos ha influido. A mí me ha influido a nivel vital, a nivel personal y nivel musical, porque de pronto te encuentras que eres un músico que toca en orquesta sinfónica, en grupos de cámara y en grupos de jazz y descubres que estás en tu casa sin poder tocar con nadie e intentando dar rienda suelta a esa necesidad de de tocar y de hacer música.
Así que sí, ahora estamos en un inicio de un camino nuevo y ahí estamos, dando los primeros pasos.
¿Crees entonces que las circunstancias que hemos vivido entonces en estos dos últimos años han sido las que te han permitido desarrollar un lenguaje musical nuevo, que estaba ahí esperando a ser explotado?
Javier Navas: Yo siempre he tenido la sensación de que cuando yo he sacado los discos, la música que estaba en esos discos era la música que era la más honesta conmigo mismo, la que me hacía ser más yo en ese momento, con pandemia y sin pandemia.
Este tercer disco responde a lo mismo. Es la música más honesta y más coherente conmigo mismo, la que soy capaz de hacer en este momento. Claro, es indivisible que este momento está muy marcado por la pandemia. ¿La pandemia influido? sí, claro. Pero es que si no hubiese habido pandemia también hubiese influido todo lo que hubiese pasado alrededor.
Partes del jazz contemporáneo pero también transitas en otros estilos, como el Neo-soul, algo de flamenco…¿qué otras texturas te han interesado a la hora de plasmarlas en un disco como este?
Javier Navas: Yo me inspiro muchísimo de los compositores clásicos y fíjate que si escuchas la música que hago, a lo mejor no te lo puede parecer. Sin embargo, a mí la música clásica me ha acompañado toda la vida. Entonces, ese bagaje, aunque yo pretenda alejarme, me resulta imposible.
La música clásica está muy presente en mi forma de escribir, en mi forma de pensar, en la estructura de los temas… A mí me gusta muchísimo la música sinfónica, pero donde yo encuentro un poco el espacio donde más me inspiro, o que más cerca me llega al corazón, es la música pianística del siglo XIX.
Las sonatas de Beethoven, Schubert, Schumann…la llegada de Ravel más tarde… En general en la música clásica a piano solo, es donde encuentro una catedral de conocimiento que me nutre y me inspira muchísimo.
Tú que vives la escena de malagueña de primera mano, ¿en qué “estado de salud dirías que se encuentra en estos momentos?
Javier Navas: La escena local ahora en Málaga es un poco difícil porque hay muchos músicos, muchos músicos, muy buenos, y pocos sitios en los que tocar. Hay pocas salas y pocos clubes. Se da la paradoja de que al final, donde uno menos toca es en su propia ciudad.
Es verdad que hay excepciones estupendas que siempre nos dan cabida y que apuestan por incluir músicos locales en la programación, como el festival de jazz abierto que se celebra cada año en el mes de noviembre…y hay salas que quieren programar a músicos locales… Pero al final nos falta infraestructura, nos falta apoyo.
Siempre se habla de la industria del cine, que si hay que incentivarla, que si hay que salvar al cine…pero…¿Qué pasa con la industria de la música? Y no hablo de las grandes discográficas, ni los grandes sellos o el mundo corporativo. Hay una escena de músicos locales en casi cualquier ciudad de España, que realmente necesitan un poco de apoyo como industria. Tenemos mucho que ofrecer, pero a veces es titánicamente difícil, casi imposible.
Esta semana hemos visto a artistas como Neil Young retirar su música de Spotify. Y aunque no es por un motivo económico, no podemos sino preguntarnos una vez más si estar ahí a vosotros como artistas o beneficia u os perjudica. ¿Cómo es tu posición con respecto a las plataformas?
Javier Navas: Ahí está la gran duda. Porque estamos en un círculo bastante perverso. Si no estás en Spotify, en Apple Music, en Amazon, etc. parece que no existes. Pero sí estás ahí, dejando tu música gratis, porque para los creadores como nosotros eso es básicamente lo que es, no ingresamos nada…
Entonces todo el esfuerzo que supone a nivel vital y económico producir un disco para que la gente lo escuche gratis…Pero si la gente no te escucha en Spotify es que probablemente no te van a conocer. Es muy complicado.
Lo ideal sería un término medio, ser capaz de estar presente en plataformas porque también te permite estar presente en redes, pero también guardarte cosas. Tenemos el reto de mostrar al público que todo vale dinero, que cualquier cosa que se hace a nivel discográfico vale dinero, es una inversión que el músico está haciendo.
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Estoy seguro que estaréis deseando escuchar «La Revolución, un disco que nos descubre a un creador en plena forma rodeado de un grupo de músicos con los que la química artística y personal está muy presente y se traslada claramente a las composiciones.
¡¡Cómo suena eso!! Ganas de poder disfrutarlo por Madrid en directo
Pues si en tu caso ha sido el boca-oreja, en el nuestro ha sido el Pluma-Ojos (escritura-lectura). Lo he escuchado y me ha gustado bastante, así que buscaré más cosas de este artista.
Con respecto a la última cuestión que le propones a Javier, si no fuera por el spotify no habría podido escucharlo y no tendría la oportunidad de conocerlo. El dinero es importantísimo, por supuesto, pero si no te das a conocer difícilmente podrás hacerte un lugar en ninguna profesión. Yo, como docente, también tuve que trabajar gratis en mis comienzos (bueno, y ahora de vez en cuando).
Gracias, Rudy, por tus recomendaciones.
Un abrazo.
Gracias a ti. Lo de las plataformas de streaming es complicado … y de momento nadie parece tener la mejor solución. Veremos.