Disco de Vinilo

¿Deberías comprar vinilos de 180 gramos?

Cuando hace unos meses os hablamos de cómo el vinilo se había vuelto a poner de moda y de qué podíais esperar de todos esos sellos que comenzaban a relanzar álbumes de los años 50 y 60, apenas si citamos cómo muchas compañías, están utilizando uno de los argumentos de marketing que mejor resultado les está dando en los últimos tiempos: los vinilos de 180 gramos.

Y decimos de marketing porque «no es oro todo lo que reluce» en el mundo del audio. Así que sí, esos 180 gramos que se anuncian en muchas etiquetas suponen en principio que vamos a comprar un disco de más calidad…pero como siempre, hay que tener cuidado.

Pero veamos a continuación de qué estamos hablando exactamente. Cuando a partir de la década de los ’50 la industria discográfica se lanza al mundo del vinilo (mucho más fáciles de producir y resistentes que los antiguos discos de pasta, goma, cera o pizarra) comenzó a hacerlo imprimiendo en discos que tenían un peso aproximado de 140 gramos

A medida que fue mejorando la tecnología de grabación de los discos (por ejemplo pasando de las 78 rpm a las 33 rpm, lo que permitía almacenar más información) y la calidad del soporte, el disco de vinilo fue adelgazando, convirtiéndose en estándar el disco de vinilo de 120 gramos durante muchos años y llegando en casos excepcionales y con el objetivo de ahorrar costes, a pesar tan solo 90 gramos.

La principal consecuencia de producir discos de vinilo más ligeros fue que estos tendían a doblarse con más facilidad y el hecho de que sus surcos ya no fuesen tan profundos, facilitaba que se rayasen con mucha más frecuencia. El fin de la crisis del petróleo llevó a las discográficas a volver a subir el gramaje de los discos hasta los 140 gramos, un peso que se ha convertido en un standard para la industria…hasta este nuevo «revival» en nuestro soporte favorito, cuando cada vez es más habitual encontrarnos con discos de 180 gramos e incluso, en ocasiones muy especiales, hasta de 200.

Poner en manos de los aficionados discos de mayor gramaje tiene por supuesto toda una serie de ventajas. En primer lugar, debido a que son más gruesos, son también más resistentes y resulta más complicado que se doblen, se rompan o se estropeen con el uso cotidiano.

Pero si en general somos cuidadosos, la segunda gran ventaja es que un grosor mayor supone también que los surcos son mucho más profundos. Esto permite que la aguja se deslice con mayor precisión sobre el plato y por lo tanto, sea capaz de recoger más información, regalándonos un sonido más nítido y cálido. Esto al menos en teoría. Porque basta visitar cualquier foro de audio, para asistir a encarnizados debates sobre si los discos de 150 gramos son más fieles al sonido original o viceversa.

Antes de hacer el desembolso por ese extra que suponen los 180 gramos también hay otras consideraciones que deberíamos hacer: ¿somos efectivamente capaces de apreciar la diferencia? Y aquí entrarían factores como la calidad de nuestro equipo o sencillamente, la capacidad física de nuestro oído para apreciar ese supuesto paraíso para los audiófilos.

La segunda sin embargo y tal vez la principal es que un mayor gramaje no equivale de facto una mayor calidad. El gramaje es solo una de las consideraciones que podemos tener en cuenta en un mix en el que intervienen otros factores. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, la fuente desde la que se ha grabado el disco (no es lo mismo un master-tape que un archivo digital), el proceso de prensado e incluso el tipo de vinilo que se utiliza se refleja en el producto final.

¿Que queremos decir con esto? Que por supuesto siempre vamos a agradecer tener ese peso extra sobre nuestro plato…siempre que vaya en consonancia con lo demás. Si por ejemplo el packaging enfatiza mucho sobre el peso pero no indica la fuente original de audio que se ha utilizado, podemos comenzar a sospechar.

Y sobre todo, aplicad el sentido común: BlueNote, Impulse! Columbia, Sony, Concord, ECM y todos esos sellos que se nos vienen a la cabeza cuando pensamos en discos de jazz, nos van a garantizar la máxima calidad. En sellos menos conocidos y que se dedican básicamente a remasterizar y relanzar grabaciones clásicas, la cosa cambia… y podemos encontrar desde esas joyas que produce Craft Recordings a otros sellos que rozan la estafa.

¿Deberías comprar vinilos de 180 gramos? comentarios en «5»

  1. Entiendo los vinilos del tipo que sean encuentren en los coleccionistas el campo súper abonado, en cuanto a la calidad sonora.. Si se busca eso es una pérdida de tiempo porque hay roce y si hay roce hay desgaste. Un principio de física de cajón.

    1. Ay amigo, entras ahí en un debate en el que están los aficionados desde hace por lo menos tres décadas… qué suena mejor, el CD, el vinilo, la música de alta resolución que guardamos en el ordenador…Creo que al final es cuestión de gustos y no hay una respuesta clara.

  2. No lo digo yo hay más gente y poco sospechosa como el catedrático de sonido y soportes multimedia de la Universidad de Valencia licenciado en ingeniería sonora, que algo de esto sabrá, diciendo en Radio Clásica los inconvenientes hoy en día del vinilo frente al CD. Pero bueno respeto a los nostálgicos y por supuesto alabo a los coleccionistas con esas maravillosas caratulas.

  3. Soy melómano profundo,desde los 70’s;el sonido acetatico de 90 gr./140 gr.es mas versatil que los 180 gr./200 gr.(Por entonces los equipos HI-FI, no tan sistematizados,ni re-masterizados,daban sonidos balbulinicos mas acordes con la sensación corazonica de los autores de las obras musicadas)

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