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Las mujeres de Impulse! Shirley Scott

Hace algunos meses me topé con una lista de Spotify que me llamó la atención: «Women of Impulse!». No pude evitar mirar porque entre otras cosas, me había pasado tiempo intentando recopilar los principales nombres femeninos de la historia del jazz y entrar en la lista era sin querer o queriendo una manera de medir cómo de bien había “hecho los deberes”. La realidad es que aunque los más sonados ya los tengo bien estudiados, los nombres de muchas artistas de la segunda mitad del siglo XX se me escapan, y como a mí, me imagino que a muchos aficionados también.

Como suelo hacer a menudo, robé aleatoriamente algunos títulos para meterlos en playlists mías y así ver qué efecto tenía la escucha a ciegas que a mí personalmente tanto me gusta. De ahí salieron dos nombres que me llamaron la atención bastante y de las que no sabía nada: Shirley Scott y Gloria Coleman.

Me he puesto recientemente a investigar la primera por encima y el resultado es que hay poquísimo material documental que explique bien qué legado nos dejó la que en su día fue conocida como la Reina del Órgano. Uno de los pocos recursos disponibles es la conversación de Marian McPartland con Shirley Scott en su programa Piano Jazz, grabado en 1992. Otra fuente es la necrológica del New York Times y por supuesto la socorrida página de Wikipedia.

Rescatando información de Internet, descubrimos que la música entró en la vida de Scott bien pronto, ya que su padre regentaba un club de jazz en el mismo sótano de su casa, y su hermano tocaba el saxo. A los ocho años comenzó a recibir clases de piano y comenzaría a destacar como intérprete en la década de 1950, cuando se enamoró por completo del Hammond. Con este instrumento destacaría en esa década en grabaciones en las que estaba acompañada por Eddie «Locklaw» Davis; pero sería sobre todo en la década de 1960 cuando, influenciada por el gospel y el blues, su música sería más popular. Durante muchos años tocaría soul-jazz junto a Stanley Turrentine, quien se convertiría en su marido durante esa misma década…para acabar por divorciarse en 1971.

Aunque el Hammond dejó de ser popular en los 70, vivió una segunda juventud a finales de los 80 y durante la década siguiente, Scott tocó exclusivamente en algunas grabaciones de tríos para Candid, y se dedicó a actuar regularmente en los locales de jazz de Filadelfia.

Varios perfiles de artista en Spotify

Como ocurre a menudo con artistas menos conocidos, el trabajo de Shirley Scott está repartido en varios perfiles de Spotify, por lo que para formarte una idea más o menos de su trabajo musical tienes que invertir un esfuerzo adicional saltando de aquí a allá en la plataforma de streaming. Además hay trabajos en los que actuó de colaboradora al frente del órgano y rescatarlos implica ir al perfil de otro artista.

Por un lado está el perfil «Shirley Scott» de casi 25 mil oyentes mensuales en el momento de escribir esto, y por otro lado otro perfil con el mismo nombre y con algo menos de 3 mil oyentes mensuales y sin ninguna descripción. Es sin embargo este segundo perfil el que incluye uno de sus trabajos más destacados.  

Y en tercer lugar, para liarnos ya del todo, está el perfil «Shirley Scott Trio», que recoge alguno de sus trabajos más interesantes para el sello Impulse!

Una selección personal de sus trabajos

The Cookbook, Vol. I y Cookbook Vol. II: es el trabajo del saxofonista Eddie Lockjaw Davis en colaboración con Shirley Scott al frente del órgano y con Jerome Richardson a cargo de la flauta para el sello Prestige! en el año 1958. La combinación resulta refrescante y merece la pena al menos una escucha.

One for Me, en 2020 reeditado en vinilo por Arc Records: el álbum más personal de la artista en su faceta de organista, un trabajo impecable en formato de trío, con Harold Vick al saxo tenor y Billy Higgins a la batería. Originalmente fue un disco autofinanciado y publicado por el revolucionario sello Strata-East Records, un sello que también grabó otros trabajos independientes de artistas hoy día legendarios como Pharoah Sanders o Gil Scott-Heron. Se trata de un trabajo reivindicativo, hecho para ella misma como manera de dar rienda suelta a su libertad creativa. En mi opinión, un trabajo sobresaliente del soul jazz. Como pieza favorita destaca Don’t Look Back, un temazo de alta tensión de casi 9 minutos, que coincide con ser también la única grabación de Shirley en su etapa joven disponible en YouTube, un archivo audiovisual con muy poca calidad de sonido pero que es una auténtica joya al mostrar a Shirley Scott dándolo todo a los teclados del Hammond.

Frente al piano en el Birdland: Blues Everywhere es la grabación del directo en el Birdland de Scott al piano del año 1992, un álbum que muestra a una pianista en plena forma con gran sentido del swing. Del álbum, mi pieza favorita es Oasis por su elaboración rítmica y su energía.

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En otro orden de cosas, el disco Shirley Scott & The Soul Saxes (Atlantic Records, 1969) es un disco de soul refrescante con grabaciones de temas legendarios que en las manos ágiles de Shirley Scott y de la banda que le acompaña suenan maravillosos, pero en la que destaca You, por ser un tema con el que es difícil mantener quietas las piernas.

Por último, el tema con el que comencé a prestarle atención fue Freedom Dance, publicado en el álbum For Members Only (Prestige! 1963).

Hasta aquí una selección de lo que he podido escuchar hasta ahora, que por supuesto no ha sido la discografía completa de la artista, que si es por Spotify, está, desde luego, bien desordenada.

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