Keith Jarrett

Jarrett por Jarrett

Todos nos quedamos un poco huérfanos cuando en diciembre de 2020, Keith Jarrett anunciaba al mundo que abandonaba los escenarios, tras sufrir un derrame cerebral que le dejaba parte de la mitad izquierda del cuerpo paralizada.

No más música de Jarrett, nos lamentábamos. O al menos no más música nueva. Porque como a estas alturas sabemos, Manfred Eicher tenía «toneladas» de música grabada del genio. Y en los últimos años (y en los que vendrán) nos la ha venido suministrando con cuenta gotas: ahí están el «Budapest Concert» de 2020 o su último Burdeaux Concert de 2022.

Pero del propio Jarrett, que tampoco se prodiga muchísimo en entrevistas (sí que podemos leer mucho más en la biografía de Keith Jarrett), hemos sabido poco o nada en estos últimos tres años. Y es normal. Sin embargo en las últimas semanas, algo ha debido hacer clic en alguna parte y sin que casi nadie lo esperase, se ha activado un mecanismo mágico que ha provocado que Jarrett haya decidido conceder no una, sino dos entrevistas en su casa. Deja algunos de esos titulares que merece la pena comentar.

La primera, la ha publicado íntegra en YouTube el productor musical Rick Beato (del que por cierto os recomiendo su canal). La entrevista tiene un valor doble y de alguna forma es un testimonio único del momento actual en el que se encuentra Jarrett. Deja alguna curiosidad como por ejemplo su primer encuentro con Miles Davis («me vio en un pequeño club y solo me dijo…¿cómo haces eso?, a lo que yo respondí…¿el qué?, ya sabes tocar sin esfuerzo, me contestó»), de cómo la primera vez que vio en su vida a Gary Peacock es porque le «descubrió» saliendo de un Citroën aparcado enfrente del Village Vanguard, o cómo Charlie Haden entró casi por casualidad en su trío, toda vez que la persona a la que se lo pidió primero fue a un Steve Swallow que tal vez se lo pensó demasiado.

Pero sin duda el momento más emotivo es cuando Beato le dice a Jarrett si puede ponerle en vídeo una de sus interpretaciones históricas. Un concierto de los años `90 en el que el pianista interpreta el «Solar» de Miles Davis. A medida que observa y escucha la grabación, su reacción es evidente. No recuerda nada. Se sorprende viéndose sobre ese escenario, como si fuese la primera vez que hubiese estado ahí. Y aunque no dice nada, no hace falta.

Esta anécdota conecta con la entrevista que este mismo mes Michael Jackson publica en DownBeat y en la que le pregunta a Jarrett por su capacidad de memorizar cosas después de haber sufrido un segundo derrame. Lo explica sin tapujos: «He perdido la memoria a corto plazo, a partir de los cinco segundos. Tratando de localizar las llaves de tu coche, algo así, no hay mucho que hacer. No lo estoy haciendo tan mal sin embargo porque no siento que haya ninguna cosa importante…que quiera recordar tal vez. Obviamente, no puedo traer de vuelta claramente las escenas que ocurrieron en mi vida, están mezcladas, pero trato de hacerlo».

Dado que Jarrett sigue pudiendo tocar (y con mucha soltura) con la mano derecha, Jackson le pregunta si ha considerado tal vez podría escribir nuevas piezas de piano para esa mano, pasar de intérprete a compositor. Y como os podéis imaginar (o habríamos escrito grandes titulares a estas alturas) no parece el caso.

«Hubo un tiempo en el que decidí que no era un compositor, solo un improvisador, y me parece muy difícil de hacer con una mano. Saltar desde un acantilado te obliga a utilizar las dos manos y los dos pies. Ahora estoy usando la mitad del piano, la mitad de mi habilidad. No creo que vaya a escribir nada» explica. 

Recuerda sin embargo a lo largo de la entrevista algunas escenas, algunas piezas a las que volver una y otra vez. De los conciertos que protagonizó, apunta a que su festival favorito era el de Antibes: «el océano estaba inmediatamente a mi izquierda, en el escenario, y los pájaros solían estar cantando. Superé el récord de Ray Charles en ese escenario. El estuvo 24 veces, y yo di 26 conciertos ahí». 

De sus discos más queridos, lleva a la conversación «My Song» (ECM, 1978): «My Song fue escrita para las niñas de la portada. Tomé esa foto en Túnez. Se reían de que quería tomar su fotografía. Las animé a que se pusieran sus mejores vestidos. Ojalá supieran que ese álbum existe; no sé si lo hacen. Algunas de las fotos de ese día también están en la portada y el libreto del «Survivor’s Suite«.

Terminan la conversación, sobrevolando uno de los unos de los temas con los que históricamente Jarrett se ha sentido menos cómodo; confesar sus influencias. Asegura que es muy difícil entender quién te influye o por qué lo hace y reconoce que, en cualquier cosa su música nunca hubiese sido la misma si no hubiese existido Bill Evans (O Paul Bley, a quien conocí en Berklee. Me dio su álbum Footloose. Solo era un estudiante. Lo toqué mucho. Pero en el pasado, Lennie Tristano, me encantaba su sonido. Ahmad [Jamal], también. A Jack, Gary y a mí nos encantaba su álbum blanco (Portfolio de Ahmad Jamal, Argo, 1959), y hasta cierto punto, cuando era lo suficientemente joven, alrededor de los 14 años, [Dave] Brubeck hizo un álbum en solitario que fue transcrito, así que conseguí la música y la tocaba una y otra vez»).

La sensación al verle en la entrevista de Rick Beato, de leer sus respuestas en DownBeat, es sin embargo agridulce. Reconforta ver que sigue, que lucha cada día y que incluso encuentra fuerzas para volver a sentarse frente al piano, aunque solo pueda utilizar una mano. Pero me llena de tristeza el que sea perfectamente consciente de tu estado, del que no puede aunque quiera, del que olvida cosas, del que sabe que ha olvidado.

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