Discos de Jazz

Cómo comenzar a comprar discos de jazz

Resulta extraño volver a comprar música. Las plataformas de streaming hacen tan sencillo el consumo, que el que nuestros pasos nos lleven de nuevo a una tienda de discos, tiene algo de antinatural…en 2023. Y sin embargo, cada vez son más las personas para las que este ritual se cuela en sus diez mejores momentos del mes o si hay posibles, de la semana.

Comprar música en estos días, produce eso sí, cierto vértigo. Porque si en la era pre-plataforma gran parte del proceso era de prueba y error (o de recomendación en el mejor de los casos), ahora que partimos los con los “deberes hechos” desde casa, cuesta más aún si cabe el decidir en qué disco vamos a dejarnos nuestro dinero. Si además hablamos de jazz, un género en el que podemos seguir encontrando con mucha facilidad (gracias a las reediciones) discos publicados a partir de mediados de los años 50 del siglo XX, el dilema al que nos podemos enfrentar es aún mayor.

En mi caso, el lanzarme a comprar discos de vinilo en la segunda década de este siglo, incluso con toda la información en la mano, no me ha librado de cometer todo tipo de errores, que han incluido desde comprar discos de escasa calidad a incluso, encontrarme con que la música grabada en el acetato no correspondía con lo que prometía la carátula.

Pero al margen de los errores formales, para mí lo más complicado ha sido aprender a construir una colección con criterio. Y es que en un mundo de sobreabundancia (en este caso de discos), pero condicionado por la escasez (es decir, el parné) ni puedo, ni resulta realista, adquirir todos los discos que me gustan o que idealmente me gustaría tener.

Esta constatación nace en mi caso después de un tiempo, en el que descubro que en la misma estantería conviven el ”Sketches of Spain”  de Miles Davis, con el ”Worrysome Heart” de Melody Gardot y el ”Universal Beings de Makaya McCraven. Tres discos que me encantan pero que en realidad, no guardan ninguna relación entre sí.

Y por supuesto ese puede ser un criterio válido y muy recomendable: comprar discos que nos gustan. Si nuestra intención es tener solo un puñado de discos desde luego no seguiría leyendo más. Pero cuando los que nos gustan son cientos, e incluso, miles…¿qué hacer? ¿Qué me va a llevar a comprar el “Journey in Satchidananda” de Alice Coltrane en lugar del ”Phoenix” de Lakecia Benjamin? ¿Y por qué debería adquirir el ”Drifting” de Mette Henriette en lugar del ”Could We Be More” de Kokoroko?

A continuación, algunos criterios que he empleado y con los que he fracasado miserablemente: 1. Comprar solo discos que me gustan y que estén disponibles en tiendas físicas independientes. 2. Comprar en vinilo exclusivamente los discos que hayan sido grabados antes de la invención del CD. 3. Evitar las reediciones de discos clásicos en vinilo publicadas a partir del año 2000. 4. En el caso de músicos clásicos, limitarme a adquirir vinilos de Miles Davis y John Coltrane. 5. Evitar comprar vinilos cuyo precio sea disparatado. 6. En el caso de músicos contemporáneos, únicamente adquirir vinilos en caso de que los haya visto en ese concierto. Etc. Pero que haya fracasado, no quiere decir que no haya disfrutado en el proceso, y por supuesto, en comprobar cómo mi siguiente compra incumplía automáticamente alguna (si no todas) de mis propias “normas”. Y aquí, he aprendido sin embargo algunas cosas.

La principal tal vez, es lo importante que puede llegar a ser imponerse a uno mismo un presupuesto. Ya sean 30, 100, o 3.000 euros al mes, tener un presupuesto y respetarlo, ayuda a mejorar la forma en la que compramos discos y construimos nuestra colección de jazz. Nos obliga a pensar y limitar (porque eliminarlas no es ni posible ni recomendable) las compras por impulso. La segunda, que sigo desde hace años, es encontrar tu propio nicho. ¿Qué quieres coleccionar? Por que responder con un “todo” como nos ha ocurrido a muchos, no es una gran respuesta.

¿Quieres tener el catálogo completo de Chet Baker? ¿Discos de Blue Note publicados entre 1959 y 1970? ¿Los mejores discos de ECM? ¿Jazz Rock de los años 70? ¿Jazz europeo o incluso, solo Jazz “en castellano”? ¿Jazz liderado por mujeres? Aunque parezca evidente, encontrar ese nicho, formular esa respuesta, lleva tiempo. En mi caso, hace tan solo un año que limito mis compras a novedades de jazz y jazz contemporáneo (discos publicados a partir de 1990) y tiendo a favorecer cierta mezcla con sonidos como el del hip-hop o la electrónica frente al respeto estricto de la tradición clásica. El criterio puede ser cualquier otro por supuesto y todos ellos, una vez que lo encontramos y descubrimos que es auténticamente nuestro, es válido.

¿Quiere decir esto que me limito a comprar jazz contemporáneo? No. De hecho, este mismo año no pude resistirme a adquirir la nueva edición del “Blue Train” de John Coltrane. Pero creo que como mínimo es importante contar con una brújula que nos marque el camino.

Y sí, dedico tardes en brujulear entre cajas de vinilos y CDs en las tiendas que más me gustan, pero también tengo claro que muchos discos solo los voy a encontrar en Internet. Y ojalá todo lo que me encanta estuviese disponible en vinilo y a un precio asequible, pero no me importa adquirir un CD si la edición merece la pena. Cuando sabemos los por qués y los cómos, creedme que de la música se disfruta mucho más.

Cómo comenzar a comprar discos de jazz comentarios en «3»

  1. Gracias por el artículo. Me he sentido muy identificada con estas líneas y me han sacado unas cuantas carcajadas que destilan un intenso e irremediable sentimiento de complicidad. Lo he sentido como una reflexiva oda a todas las normas que nos autoimponemos en un fallido intento de controlar nuestra pasión más arrolladora. Asumamos de una vez que las pasiones son incontrolables, al menos por momentos. Y que ésta, la más elevada de todas, nuestra pasión profunda por la música y más concretamente por el jazz, la hemos escogido muy conscientemente a sabiendas de que abarca un multiverso inconmensurable lleno de infinitas posibilidades y riqueza. Con lo cuál… ¿Tiene sentido intentar ceñirnos a todas esas condiciones limitantes que se nos ocurren, todas tan coherentes y certeras en el momento en el que las formulamos, a la hora de pretender controlar lo incontrolable? Jajajaa… Para mí es como un juego en el que contínuamente voy cambiando mis propias reglas, con las que pretendo frenar en algo mis ganas de tener todo aquello que me gusta o, como tú bien dices, concretar y darle cierto sentido a mi colección. Difícil y muy divertido a la vez!
    Gracias por vuestros artículos, me encantan y aprendo mucho con todos ellos.

  2. Que curioso que se pierda el tiempo tratando de dar un discurso de como comprar discos de acetato, es una obviedad tremenda e inclusive absurda. Se compra lo que se desea, prefiere, conoce e inclusive «gusta», siempre ha sido asunto de selección. No se requiere una guía para compra de acetatos, se requiere conocimiento sobre la música y los músicos, en el formato que sea.
    Ante el costo de los acetatos nuevos, es complicado adquirirlos, factor a tomar en cuenta.

Deja un comentario

Escribimos en Caravan