Un auténtico monstruo en estado de gracia. Probablemente el saxofonista más en forma del momento y un músico absolutamente espectacular en cualquier registro que se proponga. Sobran los elogios para describir lo que James Brandon Lewis ha conseguido en unos últimos años que le han catapultado a lo más alto de todos los rankings.
Al JazzMadrid 2023 venía con “Code of Being” (2021), la segunda parte de “Mollecular” (2020), álbumes en los que expresa su famosa “Molecular Systematic Music”, una forma de componer en la que se entrelazan fundamentos de teoría musical con las ideas de la biología molecular en el contexto del ADN, o dicho de otra forma, el tema central del álbum se expande y contrae casi de forma alterna, en intervalos que van desde el free jazz más potente, a un lirismo contenido en la forma. Integrando su cuarteto, encontramos además a Aruán Ortiz (piano), Brad Jones (bajo) y Chad Taylor (batería).
Y así, el Brandon Lewis se lanza a la “locura” de temas como “Resonance” con los que abre el concierto; en “Archimedean” muestra su carácter más espiritual y góspel, que le permite elevarse por encima del resto; mientras tanto, temas como “Helix” o “Per4” le permiten liberarse de cualquier atadura formal y dar rienda suelta a tremendos desarrollos de free jazz, sin que eso suponga abandonar nunca el tema central de la pieza, al que permanece indisolublemente atado por esas estructuras moleculares en las que entreteje su música.
En ese frágil equilibrio que a lo largo del concierto mantiene entre la composición formal y la improvisación, entre la contención y el asomarse al borde del precipicio, Brandon Lewis recuerda al último Coltrane, el que en discos como “Ascension” o “Live in Japan” empujaron al genio a una búsqueda espiritual que solo podía recorrerse en el camino de la música más libre.
Por supuesto Lewis no es Coltrane, pero sobre el escenario de Conde Duque, perfectamente podría habernos dado “el cambiazo” sin que lo hubiéramos sospechado. Y ayuda que duda cabe, el contar con una banda que sabe qué tiene que hacer y cómo hacerlo en todo momento, con un Taylor que tiene un swing a la batería espectacular, como pocas veces hemos visto en este tipo de propuestas y un Brad Jones capaz de reclamar su espacio más allá de los inevitables solos.
Todo ello con una potencia y una proyección de sonido que nos transportó a casi todos los que estábamos hipnotizados en nuestras butacas, hasta el Village Vanguard de mediados de los años 60, en una formación perfectamente engrasada. A los temas de “Code of Being”, sumó algunos de los temas que ha publicado este 2023, como “The Blues Still Blossoms” (Eye of I), o “Sparrow” (For Mahalia, With Love), así como una emocionante dedicatoria a su padre, un solo lírico y expresivo, en una última parte del concierto más introspectiva, en la que las texturas de la sección rítmica cobraron buena parte del protagonismo, “acunando” al saxo de un Lewis, que al mismo tiempo fraseaba de forma poética, como ese viajero que tras superar todos los obstáculos de una gran aventura, por fin llega a casa.
Mención a parte y para que el público que asistió al concierto y este leyendo estas líneas no lo olvide, unos minutos de interludio en los que el genio hizo un sucinto repaso a parte de la historia del jazz, presentando dos o tres compases de algunos de los estándares más conocidos, intercalando saltos temporales introducidos por el vibrato de un saxo que imitaba a una cinta rebobinando. No se puede pedir más.