Entrevistamos a Joe Lastie: leyenda de la Preservation Hall Jazz Band

“Lo curioso es que, cuando colaboramos con My Morning Jacket y los Foo Fighters, estas bandas querían hacer lo que nosotros hacíamos y fue muy fácil trabajar con ellas. Como te he comentado, yo escucho mucha música distinta y me sentí muy cómodo tocando con todas estas bandas”.

El ritmo es la clave de todo, tanto en la música como en la vida. Siempre lo ha sido y siempre lo será. Se trata de un elemento intangible que nos une a todos y todas de manera visceral, nos excita, nos hace volver a ser animales hambrientos de emociones y nos eleva por encima de todo aquello terrenal que podemos acariciar con la punta de los dedos. Desde las tribus prehistóricas que se reunían alrededor del fuego y danzaban al ritmo de instrumentos rudimentarios, hasta los viajes lisérgicos que emprendían los hippies siguiendo el groove psicodélico de su época, pasando por los encuentros de los esclavos africanos en una plaza de Nueva Orleans en el siglo XVII donde podían tocar libremente sus instrumentos de percusión.

El ritmo siempre ha estado presente a lo largo de la historia, rompiendo tabúes, contorneando cuerpos y haciendo avanzar la música (y la sociedad) hacia nuevos territorios. Precisamente, Nueva Orleans es una de las ciudades que ha encumbrado a más bateristas de jazz y R&B a lo largo de las décadas y uno de los ilustres herederos de esta tradición centenaria es Joe Lastie, que aprendió el arte de las baquetas en las jam sessions que se organizaban en casa de sus familiares en el barrio del Lower Ninth Ward en la década de los sesenta. Aprovechando que el pasado mes de julio estuvo de gira por España con la banda de Carlos Childe, aprovechamos para hablar con él sobre sus inicios profesionales, su conexión con el hip-hop de Nueva York, su experiencia con la Preservation Hall Jazz Band y sus álbumes en solitario. Una historia de ida y vuelta que nos traslada al corazón de la Crescent City y nos descubre secretos de algunas de sus grandes leyendas.

Naciste en 1958 y creciste en el Lower Ninth Ward, un barrio de Nueva Orleans conocido por su vibrante escena musical. ¿Cómo era la ciudad en aquella época de grandes cambios sociales?

No solo era una comunidad muy musical, sino que también me crie en una familia muy musical. Toda mi familia tocaba algún instrumento. Mis dos abuelos tocaban la batería en la iglesia y, cuando era pequeño, siempre iba a verlos. El que más me llamaba la atención era mi abuelo Frank Lastie porque tenía una manera única de tocar la batería con los dedos. Si me observas con atención cuando estoy tocando, verás que lo hago de un modo que parece muy fácil y eso es porque lo aprendí de él. Esa era una de las ventajas de tener tantos parientes músicos.

En diversas ocasiones has comentado que se organizaban jam sessions en tu casa…

Siempre había jam sessions, especialmente en casa de mis abuelos en el Lower Ninth Ward. En esa época, grandes músicos de jazz actuaban en la ciudad y pasaban por casa de mi abuela para participar en esas jam sessions. Otro músico habitual era Professor Longhair. Mi tío, el cantante Jesse Hill, era muy amigo suyo y pasaban muchas horas tocando e improvisando en casa de mis familiares. Mi tío Jesse solía tocar la pandereta y Fess tocaba el piano de mi tía. Tenía una forma particular de golpear el piano, dejando una marca. ¡Ese es uno de mis recuerdos más bonitos! Puedo decir que toqué con Professor Longhair en esas jam sessions en casa de mi tía y luego tuve la oportunidad de actuar con él cuando inauguró su club, llamado Tipitina’s, en 1977.

Professor Longhair tenía un estilo muy rítmico al piano y eso debía ser fascinante para un joven baterista que empezaba a tocar en la ciudad.

Exactamente, tocar con Professor Longhair en esas jam sessions me permitió adquirir el sentido del ritmo. Así fue como llegué a actuar con muchos otros músicos, porque crecí tocando esa música y participando en esas jam sessions llenas de improvisación con un maestro como Fess. Podríamos decir que ya tenía el ritmo en mí antes de dedicarme a la música profesionalmente.

Entonces se vivió el apogeo del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos. ¿Tienes algún recuerdo vinculado a la segregación racial?

Debo decirte que no puedo responder a esta pregunta porque no lo viví en persona. Mis padres y mis tíos sí que experimentaron la segregación… fue algo muy grande. Cuando tenían que viajar en coche, como lo hacemos ahora con la banda de Carlos, en ciertos lugares no les permitían entrar ni mucho menos comer en los mismos restaurantes que la gente blanca. También era habitual que los detuviera la policía en la carretera y les exigieran dinero para dejarlos continuar.

La guerra de Vietnam también acaparaba titulares en la prensa…

Me alegra que menciones este tema. Visto en perspectiva, me la perdí por un año porque, cuando cumplí 18 años, ya era 1976 y la guerra justo había terminado hacía unos meses. En Estados Unidos al reclutamiento le llaman “draft” y tuve suerte porque me lo perdí por poco.

La gran pregunta es ¿cómo empezaste tu carrera profesional a finales de los años sesenta?

Había un lugar llamado Academy of Black Arts, en la calle Dryades, donde solían ir los músicos más jóvenes de la ciudad y Willie Metcalf ejercía de mentor para todos ellos. Terrance Blanchard, Wynton y Branford Marsalis, Donald Harris y yo fuimos a esta academia. Allí fue donde realmente empezamos porque, más o menos, somos de la misma generación. Nunca olvidaré mi primer trabajo… justo acababa de graduarme de la escuela secundaria y estaba andando por Bourbon Street cuando escuché que necesitaban a un baterista. En Nueva Orleans es habitual que llamen a un músico, luego a otro y coincidió que yo estaba allí y pude conseguir el trabajo.

Sin embargo, en 1969 te mudaste con tu familia a Nueva York porqué el huracán Camille arrasó Nueva Orleans. ¿Cómo afrontaste la nueva vida en la ciudad de los rascacielos?

Mis padres se mudaron a Long Island, Nueva York, pero yo seguía interesado en aprender a tocar el jazz tradicional de Nueva Orleans. Mis tres referentes eran: Preservation Hall, Pete Fountain y Al Hirt, y un baterista que entonces tocaba con Ray Charles. En aquellos días previos a Internet, si querías escuchar sus álbumes debías pedirlos prestados en la biblioteca.

Tenía la batería montada en el sótano de casa de mis padres, escuchaba la música en auriculares e intentaba seguir el ritmo de las canciones. Debo decirte que la primera vez que vi a la Preservation Hall Jazz Band fue en Nueva York porque apareció en el Tonight Show. Recuerdo que William y Percy Humphrey daban vueltas por el escenario, era una locura. Treinta años después, yo estaba tocando con la Preservation Hall Jazz Band.

La leyenda cuenta que en aquellos años en Nueva York te hiciste amigo de Flavor Flav, mucho antes de que fundara la banda de rap Public Enemy.

Flav estaba loco por mi hermana, pero mi ella no quería saber nada de él. Crecimos juntos en Freeport, Long Island, y descubrimos muchas cosas en aquella época. Déjame decirte algo… entonces se popularizaron los retos de breakdance. Cuando estaba con Flavour y los demás no lo llamábamos de ese modo, sino que lo llamábamos B-Boying. Siempre era una competición con la música de los disc-jockeys.

El hip-hop empezó en parques y sótanos con disc-jockeys que utilizaban breakbeats para extender las secciones rítmicas de las canciones. ¿Te sientes conectado a esa tradición musical?

El hip-hop empezó con el scratching y los beats que creaban los disc-jockeys. Fue en Nueva York donde empezó todo y tuve la oportunidad de experimentarlo en primera persona. Siempre me sentiré conectado con el hip-hop de Nueva York porque considero que es una parte importante de mis raíces. Aunque el jazz de Nueva Orleans es mi prioridad, sigo creyendo que Nueva York jugó un gran papel en mi desarrollo musical porque hubo una época en la que tocábamos en casa de mis padres en Nueva York y yo me animaba a cantar y a hacer rimas. Cuando llegué a esa ciudad no experimenté la segregación racial, pero debo decir que sí que notaron la diferencia en mi forma de tocar la batería. Al escucharme sabían que no era neoyorquino.

A lo largo de los años has colaborado con diversas brass bands. ¿Cuáles son las mayores diferencias entre tocar una batería en un concierto y tocar de pie en una second line?

Buena pregunta. Cuando estoy en una brass band, seguramente me verás tocando la caja. Aunque a veces también toco el bombo. Y cuando actúo con alguna banda o artista, puedes verme tocando el set completo de batería. No hay demasiada gente que pueda tocar la caja o el bombo en un desfile y luego pasar a la batería en un club. La diferencia es que con el set completo de batería debes tocar de una manera mucho más sincopada con las manos y ambos pies. Pero con la caja puedo centrarme en un solo tambor y con el bombo solo debo mantener el beat. ¡Con el set completo tengo que hacerlo todo junto!

En 1989 te uniste a la Preservation Hall Jazz Band y eras el miembro más joven de la formación. ¿Cómo te surgió esa oportunidad tan especial?

Estaba acompañando al trompetista Gregg Stafford, que ya debía tener unos 80 años, en una actuación. Resulta que esa misma noche necesitaban a un baterista en el Preservation Hall y la propiestaria le preguntó a Gregg si podía tocar ese instrumento como un favor. Él le respondió: «No, señora Jaffe, no toco el set de batería, pero conozco a alguien que podría hacer el trabajo». Así fue como recibí mi primera llamada para tocar en el Preservation Hall. Yo tenía 29 años, mientras que los demás músicos tenían 80 o 90 años.

Realmente estabas en el lugar correcto y en el momento adecuado. ¿Qué aprendiste de todos esos músicos veteranos?

Aprendí muchas cosas. Debes tener en cuenta que la mayoría habían trabajado con gente como Louis Armstrong. Entonces había un baterista llamado Josiah «Cie» Frazier, con quien toqué en el Preservation Hall.

Ya me habían llamado para tocar con ellos varias veces, pero aun así tenía que hacerlo como lo haría «Cie» Frazier para que las canciones sonaran como la Preservation Hall Jazz Band. No podía llegar allí tocando como otra persona, tenía que aportar ese sonido tan característico. Pero no me resultó difícil lograrlo porque lo conocía perfectamente gracias a que lo había escuchado y aprendido hacía mucho tiempo en Nueva York.     

Una de las cosas que más me llaman la atención de la escena musical de Nueva Orleans es que las tradiciones pasan de generación en generación al mismo tiempo que evolucionan.

Muchos bateristas jóvenes observan mi forma de tocar y escuchan mi música porque quieren aprender. Recientemente llamé al Preservation Hall y les dije que había un chico llamado Glen Finister Andrews, más conocido como Buddha, a quien estaba dando clases de batería en la Preservation Hall Foundation. Tenía muy buen nivel y conseguí que el Preservation Hall lo contratara. Recuerdo que les dije: “Necesitamos que estos músicos jóvenes sigan adelante. Tenemos que darles una oportunidad”. ¡Y lo hicieron!    

¿Cómo valoras el trabajo de Ben Jaffe al frente del Preservation Hall tras la muerte de sus padres y su decisión de colaborar con artistas de otros géneros musicales?

Ben Jaffe es un genio. Lo curioso es que, cuando colaboramos con My Morning Jacket y los Foo Fighters, estas bandas querían hacer lo que nosotros hacíamos y fue muy fácil trabajar con ellas. Como te he comentado, yo escucho mucha música distinta y me sentí muy cómodo tocando con todas estas bandas. Incluso hoy, si me pidieran que tocara otro género musical que no fuera jazz, me esforzaría para adaptarme.

Volviendo a tu pregunta… Ben Jaffe tenía una visión, al igual que sus padres la tuvieron con el Preservation Hall. Al principio la gente dudaba de sus padres cuando abrieron esa sala de conciertos porque eran los tiempos de la segregación. Pensaban que sus padres estaban locos por juntar músicos negros y blancos.

El huracán Katrina arrasó Nueva Orleans a finales de agosto de 2005 y muchos músicos se vieron obligados a marcharse. ¿Estabas en la ciudad cuando llegó la tormenta?

El Katrina llegó el 29 de agosto y yo estaba en Atlanta celebrando mi cumpleaños, que fue el día anterior. La gente del Preservation Hall se puso en contacto conmigo y me mandaron de Atlanta a Nueva York para participar en conciertos benéficos con el objetivo de recaudar fondos para Nueva Orleans.

Curiosamente, fue justo después de la tormenta cuando empezamos a salir de gira y nuestro cuartel general estaba en Nueva York. Me compré una casa en Atlanta y regresé a mi ciudad cuando la situación empezó a mejorar.

En 2008 grabaste tu primer álbum en solitario, titulado Joe Lastie Jr and The Lastie Family Gospel. ¿Qué historia se esconde detrás de esta colección de canciones tradicionales?

Lo grabamos en el Preservation Hall con su órgano. Mi tía, que era pianista de góspel y organista, nunca había sido grabada. Lo mismo sucedía con el organista, Leon Vaughn. Es un álbum que representa nuestro sentimiento y nuestra manera espiritual de interpretar ese tipo de música. Si no lo hubiéramos grabado entonces, se habría perdido para siempre.

Lo más bonito es que ahora la gente puede escuchar ese góspel tradicional de Nueva Orleans tal como se interpretaba antaño. Cuando empezamos la sesión de grabación no quería que hubiera partituras, mi objetivo era transmitir la misma sensación de naturalidad que si estuviéramos tocando en la iglesia, con la diferencia de que no había público. ¡No tenía ni idea de qué demonios íbamos a tocar! Simplemente lo hicimos.

En 2012 actuaste con la Preservation Hall Jazz Band en el Carnegie Hall de Nueva York y ese concierto quedó inmortalizado en un álbum en directo titulado Live at Carnegie Hall.

Creo que esa fue la primera vez que actué con Allen Toussaint. Mi familia fue, en cierto modo, responsable de la creación del rhythm & blues de Nueva Orleans y esa música ya estaba en mí cuando tuve la oportunidad de tocar con Allen Toussaint en el Carnegie Hall.

Fue como un sueño hecho realidad. Hubo un ensayo antes del concierto porque todos teníamos que dar lo mejor de nosotros mismos. Allen aportó su magia. Nosotros tocamos a nuestra manera. No recuerdo con quien más colaboramos en ese concierto, ha pasado mucho tiempo. Lo que sí recuerdo es que pude tocar tres o cuatro géneros musicales distintos en una misma noche.

Un año después grabasteis el álbum That’s It!, que fue editado por Legacy / Sony Music. ¿Qué recuerdos tienes de las sesiones de grabación?

La canción que da título al álbum empieza con un ritmo muy marcado en el tom-tom y luego entra Ben Jaffe con la tuba. Recuerdo que tuve que concentrarme mucho en esa canción porque requería mucha energía y tenía que mantenerla, además de seguir con el ritmo de la batería. Fue un buen desafío. Puede que no lo parezca, pero lo fue porque tenía que mantener ese tempo todo el rato.

Uno de los detalles más interesantes de los álbumes recientes de la Preservation Hall Jazz Band es que mezclasteis canciones tradicionales con nuevas composiciones.

Grabar temas propios fue otra de las apuestas de Ben Jaffe y creo que resultó muy acertada. Una vez, el saxofonista Charlie Gabriel estaba en Detroit tratando de convencer a una mujer para que regresara con él a Nueva Orleans.

Esa experiencia lo animó a componer la canción “Come With Me”. En otra ocasión, estábamos viajando por una carretera en medio de una gira y vimos una luna amarilla en el cielo. Entonces Ben le preguntó a Charlie si la veía y de ahí surgió la canción “Yellow Moon”.

Un momento clave en la historia de la banda fue la gira que hicisteis en 2014 con Allen Toussaint.

Creo que le gustaba mi estilo en la batería porque le daba el ritmo adecuado. Solía llamarme Drummer Boy y me llevaba a desayunar o almorzar. Fue muy amable conmigo. En esa gira en particular, la gente del Preservation Hall pensaba que yo no estaba preparado. Y les demostré a todos que estaban equivocados.

Hablando de colaboraciones, también aparecisteis en un episodio de la serie Sonic Highways que los Foo Fighters hicieron para HBO.

Sí, incluso hicimos una jam session en casa de mi tía. Fue genial. Lo que más recuerdo de la experiencia con los Foo Fighters fue que estaban sentados en el suelo del Preservation Hall mirando como yo tocaba y esa escena fue inmortalizada en una foto que apareció en el New York Times.

¿Por qué dejaste de tocar con la Preservation Ball Jazz Band?

Dejé de tocar regularmente con la banda poco después de que Ben Jaffe tuviera su visión de cambiar la música y el sonido del Preservation Hall. Supongo que pensaron que mi manera de tocar la batería no encajaba con ese sonido tan particular que él tenía en mente. No me supuso ningún problema aceptarlo, había estado viajando con ellos durante 35 años.

Hace unas semanas estuviste de gira por España con el músico Carlos Childe y su banda. ¿Qué pensaste cuando te propuso embarcarte en esta aventura?

Al principio pensé que era un cuentista porque hay muchas personas que vienen a Nueva Orleans y tratan de utilizar a los músicos locales, ya sea para grabar mejor o para que aparezcamos en videos, prensa y conciertos. Antes de conocerlo en persona pensé que intentaba tomarnos el pelo hasta que el trompetista Will Smith, que conocía bien a Carlos, me dijo: “No, hombre, es un músico que realmente nos apoya”.

Gracias a esa recomendación acepté conocerlo. Luego hablamos y me dijo: “Si quieres puedes venir a España a tocar con mi banda”. Entonces todavía no lo veía claro porque muchas personas nos hacen ese tipo de propuestas. Finalmente, acepté.

¿Qué te hizo cambiar de opinión?

Carlos me contó su idea de organizar una gira por España y yo le dije: “Si voy a hacer eso, necesito músicos de Nueva Orleans”. Y él me respondió: “No, tengo mi propia banda”. Como puedes imaginar, yo no acababa de verlo claro. Decidí pensarlo con calma, escuché a su banda y me di cuenta de que podían tocar muy bien ese repertorio.

Un punto importante era que yo no podía tocar con su banda, sino que ellos tenían que tocar conmigo. Creo que esta idea ha marcado la diferencia cuando empezamos esta gira. Quería que tocaran con ese sonido tan particular y lo hicieron perfectamente. De ese modo pude ser yo mismo.

Para terminar con buen humor, ¿echaste de menos la comida de Nueva Orleans durante la gira?

Mi plato favorito de Nueva Orleans es el gumbo de ocra, una verdura muy típica en la cocina del sur de Estados Unidos. Sin embargo, cuando estaba en Suiza antes de llegar a España, pedía un Po’ Boy de gambas todas las noches. La verdad es que no sé cómo hacer el gumbo.

Fotografías: Xavier Torres-Bacchetta

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