DE FESTIVAL EN FESTIVAL: JAZZ EN OCTUBRE (2023)
Os recomendamos diez de los mejores festivales de jazz que se celebran en España este mes de octubre.
Os recomendamos diez de los mejores festivales de jazz que se celebran en España este mes de octubre.
El fin del verano no siempre trae malas noticias. Y sí, muchos tenemos que volver a trabajar y sí, tenemos que aguantar la famosa “depresión post-vacacional”. Pero también podemos optar por sobrellevarla escuchando el mejor jazz, acercándonos a algunos de los mejores festivales que se programan a lo largo de este mes.
De los conciertos que he tenido la oportunidad de ver este año, uno de los más especiales ha sido el de Joss Stone en las Noches del Botánico.
Los grandes festivales del mes de julio, suelen dar lugar en agosto, a espacios íntimos, en los que el jazz se expresa al ritmo del veraneo: sin prisas. Agosto es el mes en que podemos ir por la mañana a la playa, dedicar toda la tarde a no hacer prácticamente nada y prepararnos para una noche de buenas vibraciones y gran jazz. ¿Algunos de los festivales que os recomendamos este mes?
De la prolífica escena londinense, en la que el jazz se mezcla con la música de las Antillas y los sonidos caribeños inundan las calles de Camden, hay también si lo buscamos, un pequeño espacio para Fela Kuti.
Aprovechando que el Tour de Francia eligió la ciudad de Vitoria como salida de una de sus etapas en la edición de este año, me parece interesante comenzar señalando los paralelismos entre un deporte como el ciclismo y una música como el Jazz.
Me gusta Madrid, pese a todos sus defectos. Y sí, soy de los que afirman (casi sin sonrojarse) que como el agua de Madrid ninguna, que de Madrid el cielo, que Madrid nunca pregunta ni quién eres ni de dónde vienes y, en fin, todos los clichés castizos que queráis añadir. Me gusta pese a los que trabajan sin ahínco para convertirla en una ciudad cada día un poquito más hostil, o los que consideran que solo hay una forma de ser y sentirse madrileño.
Vino Avishai Cohen a divertirse a Madrid. A pasárselo realmente bien en la presentación de Iroko en “Las noches del Botánico”; a levantar al público de sus butacas para que se pusieran a bailar casi desde el primer momento.
Nuestro último día en Vitoria fue el más luminoso. Sin dramas ni quehaceres urgentes, pudimos por fin abandonarnos a los parques de la ciudad, vagabundear sin un plan definido, comprar libros y regalarnos uno de esos homenaje gastronómicos vascos que tanto merecen la pena.
Nunca sospeché que llegaría a conocer los polígonos industriales de Vitoria. Pero eso es precisamente lo que nos tocó hacer en el segundo día de nuestro festival vitoriano, toda vez que la granizada del día anterior (véase aquí) acabó con la luna trasera de nuestro coche hecha añicos.