Segunda Guerra Mundial
Historia, Otros

Historias del Jazz en la Segunda Guerra Mundial

Cuando Estados Unidos entró en combate durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas americanas fueron acompañadas por sus músicos de swing y jazz. Algunos formando parte de las fuerzas militares; otros solo se sumaron al proyecto de la United Services Organization con el fin de entretener y animar a los soldados en el frente con sus actuaciones musicales.

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Hot House
Temas

Hot House (Tadd Dameron): ¿el tema que fundó el Bebop?

Cuenta el crítico francés André Hoider que «la historia del jazz recordará como una fecha fundamental ese día de mayo de 1945 en que cinco músicos negros grabaron ‘Hot House’ y ‘Salt Peanuts‘». Aunque la afirmación de Hoider pueda resultar en pleno s.XXI algo exagerada, lo ciertos que es que desde su grabación se convirtieron en dos de los temas fundacionales del Bop y aunque no fue su autor, Dizzy Gillespie contribuyó a que muchas décadas después se sigan interpretando.

Compuesta por Tadd Dameron, el artificio de «Hot House» pasó por superponer una nueva melodía, delicada y sinuosa, sobre los acordes de «What is this thing called love«, el famoso tema de Cole Porter. Desde casi el primer momento, «Hot House» se convirtió en un fijo en el repertorio que Dizzy Gillespie y Charlie Parker interpretaban juntos hasta mediados de los años cincuenta.

De hecho, la grabación más famosa y mencionada del tema es de Parker y Gillespie en el concierto en vivo de mayo de 1953 titulado Jazz en el Massey Hall, después de haberlo grabado previamente para Savoy Records en 1945 y en el Carnegie Hall en 1947.

Pero como decimos, no fueron los únicos y los nuevos boppers no tardaron en incorporarla a sus respectivas «playlists». El primero, el propio Coltrane que la grabó en un estudio de Hawai en 1946, pero ya antes de finalizar esa década en los intrumentos de músicos como Max Roach o James Moody que acabaron por «exportarla» a los escenarios de Europa.

El tema es especialmente querido por el crítico Ted Gioia de la que dice en «El canon del jazz»: «Admiro en particular el giro inesperado que se produce en el noveno compás, cuando Dameron, en lugar de la repetición del primer tema que prevé el oyente, inserta una melodía nueva y vibrante. Toda la partitura está bañada en cromatismo, y los acordes hacia extensiones mñas agudas no se limitan a meras notas de paso».

Versiones recomendadas

  • Dizzy Gillespie, Charlie Parker (1945)
  • Miles Davis (en directo desde el Birdland de Nueva York en 1950)
  • Charlie Parker, Dizzy Gillespie y otros (Massey Hall Toronto, 1953)
  • Eric Dolphy (1961)
  • Charles McPherson (1964)
  • Paul Motian (1992)
  • Antthony Braxton (1993)
  • Arturo Sandoval (1997)

 

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Libros

Los 100 mejores discos: una introducción al Jazz moderno (1953-1962)

No se publican demasiados libros de jazz en español. Y menos uno tan interesantes como «Los 100 mejores discos. Una introducción al Jazz moderno 1953-1962», un repaso visual de lo que ha sido una de las décadas más prolíficas y apasionantes de la historia de este estilo musical.

Escrito de forma coral por el conocido crítico musical Diego A.Manrique,  el periodista cultural Iker Seisdedos y el productor musical Jordi Soley Pifarré, el libro tiene dos propósitos fundamentales: guiar al neófito por cien de los mejores discos que marcaron una época y mostrar la «otra cara» del disco, ofreciendo pinceladas sobre aspectos biográficos de los músicos, o la crítica y acogida que tuvo cada título en su momento.

100 mejores discos

Como leemos en su contraportada, «merece la pena destacar que entre mediados de la década de 1950 e inicios de la de 1960 sucedieron grandes cambios en el mundo del jazz. Al tiempo que mejoraban las técnicas de grabación y se iniciaba la era del Long Play, en dicho periodo convivieron las estrellas del jazz tradicional con las primeras figuras del Bebop y empezaron a asomarse los primeros rayos del free jazz».

El libro es un auténtico disfrute en el que se combinan los textos sobre los discos, que se han repartido  y han escrito los tres autores, dejándose llevar apasionadamente por filias y fobias personales, las fichas, las portadas originales y la fascinante reinterpretación gráfica de las mismas, que se ha hecho con fotos de la colección Jazz Images, tomadas por William Claxton, Jean-Pierre Leloir y Francis Wolff.

Prologado por Joan Anton Cararach, director artístico del Festival Internacional de Jazz de Barcelona, en el libro se incluye además un CD que incluye 15 de los mejores temas de los que se hablan en el libro. Todo, por menos de diez euros. ¿Lo vas a dejar escapar?

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Jazz
Destacados, Es personal

La puerta de entrada del Jazz

Comentaba hace unas semanas con unos amigos algunas de las mejores escenas de Whiplash, la gran película de Damien Chazelle, en la que el oscarizado por esta película J.K Simmons, interpreta a un histriónico profesor de jazz , capaz de llevar al borde de la locura a los alumnos de su Big Band.

Y la conversación discurría dentro de los límites de lo habitual hasta que uno de ellos puso sobre la mesa el comentario cuñado: “el jazz es un coñazo. Está bien  si estás en un club, tomando una copa, tal vez con la compañía adecuada. Pero aún así, es un coñazo”.

En ese momento no supe qué responder. Tal vez si hubiera dicho “creo que el jazz de los años 50 es mejor que el actual” o “¿no te parece que el jazz está sobrevalorado o es muy intelectual?” habríamos tenido la oportunidad de intercambiar puntos de vista, un yo soy más de Ellington, a mí Miles Davis no me lo tocas...ese tipo de cosas. Y ya puestos, comentar esa grandiosa versión de Caravan que John Wasson firma para la banda sonora de la película.

Pero lo suyo fue una enmienda a la totalidad. Y claro así no hay manera. Fue como un “no sé cómo puede gustarte la ópera si solo cantan gordos” o “yo es que no soporto el cine en blanco y negro”. Argumentos de tal fuerza auto-conclusiva que no admiten ningún tipo de respuesta.

Pero lo reconozco: no es fácil entrar en el mundo del jazz. O mejor dicho, es difícil encontrar la puerta de entrada. En parte la culpa la tiene un mundillo que en algunos momentos y de forma deliberada, ha optado por encerrarse en sí mismo. Y en parte, la misma estructura de la música tampoco ayuda: no sirve para radio-fórmula, salvo que sólo disfrutes de las composiciones de los años 30 y 40 del siglo XX no es música bailable y en sus versiones bastardas, se ha convertido en música de sala de espera.

El problema es que como mi amigo, abundan las personas que tienden a considerar el jazz como un todo. Y de la misma forma que Mecano no tiene nada que ver con The Beatles, o Michael Jackson apenas se parece a Madonna, en el jazz la situación es similar. No es lo mismo el Swing que el Bebop, el Hot de los años 20 no se asemeja al Cool que nace 30 años después…por no hablar del Acid Jazz, Latin Jazz, Free Jazz y tantos otros.

Supongo que para cruzar esa puerta, cada uno tiene que encontrar la llave que necesita. Escuchar a los más grandes, ir de vez en cuando a clubs, ver vídeos en directo en Youtube, o recuperar ese “Jazz entre amigos” que Juan Carlos Cifuentes presentó en TVE hasta 1991.

En mi caso, todo empezó con Miles Davis. Primero con “Birth of the cool” y después con el imprescindible “Kind of blue”. Pero sobre todo ha sido el libro “Historia del Jazz” escrito por Ted Goia el que me ha servido para descubrir un mundo que nunca imaginé que podía convertirse en ese espacio propio, cálido y confortable, que todos buscamos.

Así que si todavía no lo has hecho… piénsatelo…Dale una oportunidad.

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