Trueba
Actualidad

Fernando Trueba y el jazz en cuarentena

No sólo es uno de los directores más conocidos del cine español: Fernando Trueba es además un gran apasionado del jazz y de casi todo lo que le rodea. Quien en estos días de confinamiento se pasa por la sección cultural del «El País», puede comprobarlo de primera mano. Casi a diario publica en sus páginas, la «Playlist de Fernando Trueba»,  desde donde recomienda algunas de las mejores grabaciones del jazz clásico y contemporáneo.

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Woody Allen
Cine

Woody Allen y el Jazz

Hace poco, en uno de esos días de «Netflix y manta» tuve la oportunidad de volver a ver «Acordes y desacuerdos» la que sin duda es la película más jazzística de Woody Allen (teniendo en cuenta que en mayor o menor medida prácticamente todas lo son).

La película se presenta como un biopic que recorre parte de las curiosas y divertidísimas andanzas del ficticio guitarrista de jazz de los años 30, Emmet Ray, que afirma siempre que tiene ocasión, ser el mejor músico del mundo, «si exceptuamos a ese gitano francés, Django Reinhardt«. Como no podía ser de otra forma, toda la banda sonora del film está inspirada por la música de Reihardt (incluyendo algunas composiciones originales suyas), uno de los primeros grandes músicos de jazz nacido fuera de Estados Unidos y que llegaría a influir a un gran número de músicos americanos.

Que Woody Allen homenajee al jazz de los años 30 por supuesto no es baladí. Basta repasar su filmografía para descubrir que en sus bandas sonoras se acumulan grabaciones y composiciones de la primera época dorada de este estilo musical (desde los años 20 hasta el principio de la segunda Guerra Mundial): Benny Goodman, Artie Shaw, Sidney Bechet, Count Basie, Eroll Garner, Glenn Miller, Billie Holiday y por supuesto, Duke Ellington.

Y no solo. Su propia banda, la «Woody Allen & Eddy Davis New Orleans Jazz Band» con la que lleva tocando 36 años, homenajea cada semana en el Café Carlyle de Manhattan a todos esos pioneros a la vez que interpreta composiciones propias, inspiradas en ese estilo Dixieland que durante más de dos décadas arrasó el delta del Mississipi.

Como el mismo ha explicado muchas veces, en el cine aprendió a amar el jazz, pero su pasión por el jazz supera a la del cine. Su biografía cuenta que aprendió a tocar el clarinete de pequeño y, de hecho, su nombre artístico es un homenaje al también clarinetista Woody Herman, quien supone para él un ídolo mayor que, pongamos, Ingmar Bergman.

¿Sus películas mas jazzísticas? Aunque como hemos explicado antes, en casi todas encontramos alguna referencia, éstas son especialmente marcadas (además de en «Acordes y desacuerdos») en «Balas sobre Broadway», «Recuerdos», «Cafe Society», «Días de radio» y «Wild Man Blues» un documental dirigido por Barbara Kopple acerca de la gira que realizó Woody Allen y su banda de jazz por Europa a finales de la década de 1990 y que recomiendo que nadie se pierda.

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Glenn Miller
Cine

La (¿auténtica?) vida de Glenn Miller

Podemos decir que la vida de Glenn Miller fue tan corta como apasionante. Pocos músicos han conseguido con una trayectoria profesional tan corta influenciar tanto en la historia de la música. Su famoso sonido Miller consigue trascender las fronteras de jazz y es parte nuclear de la cultura popular occidental del siglo XX. Si a esto le sumamos que sirvió de forma voluntaria en la Segunda Guerra Mundial y que una muerte trágica puso fin a una carrera prometedora, tenemos los ingredientes perfectos para una película hagiográfica típica de la Guerra Fría.

En 1954 el director Anthony Mann estrena la película The Glenn Miller Story. En España, que podrían haber traducido perfectamente esta cinta como La historia o vida de Glenn Miller, optaron por el título Música y lágrimas. Desconozco los motivos detrás de la licencia poética del traductor pero sin lugar a dudas esta vez estaban justificados. Un melodrama bien construido y con un par de joyas cinematográficas.

Si fuera un documental habría que descartar la película por sus múltiples fallos históricos y exceso de azúcar. Pero su vocación es diferente. Lo que es criticable en el periodismo en el arte es apreciado. Ya decía Carmen Martín Gaite que lo que importa de una historia no es si ha acontecido de verdad o no, sino simplemente si está bien contada.

Hecha esta advertencia, no podemos hacer otra cosa que recomendar a todos los seguidores del jazz ver esta película. La película está bien contada y tiene muchos planos maravillosos. El actor encargado de recorrer la supuesta vida de Glenn Miller no es otro que James Stewart, al que acompaña June Allyson interpretando a la mujer del artista.

La película arranca cuando el músico todavía no es conocido y tiene que recurrir de forma regular a una casa de empeños para dejar (y posteriormente rescatar) de forma regular su trombón y así conseguir dinero con el que mantenerse. Poco a poco vemos la evolución del músico que va ganando popularidad hasta que alcanza la fama gracias a sus composiciones interpretadas por su propia orquesta. De forma paralela vamos viendo la evolución también del músico en el ámbito doméstico.

Uno de los momentos mágicos de la película es la lucha de Miller por encontrar su propia voz, el famoso sonido Miller. Hace tiempo que no veo la película pero creo recordar que James Stewart se encuentra haciendo una arreglo para Moonlight Serenade, posiblemente su mejor composición, que comparte entre sus músicos para que empiecen a tocar. Cuando empieza a tocar la orquesta de repente la cara de Stewart se ilumina. Sabe que por fin ha encontrado su voz.

Hay un fragmento de esta película sobre la vida de Glenn Miller que es una verdadera joya para todos los amantes del jazz: James Stewart lleva a June Allyson a que asista a su primera Jam session. Sobre el escenario vemos tocar a Louis Armstrong con sus All Stars. Al ver a Miller entre el público, le anima a que suba a tocar con ellos, junto con el baterista Gene Krupa, también presente en la audiencia. En esos momentos vemos una maravillosa improvisación grupal antológica:

Si hay un episodio de la vida de Glenn Miller que ha generado cierta polémica ha sido su muerte. Miller se alistó en el ejército para dar ánimo a los soldados americanos en el frente. En un viaje del músico de Londres a París su avión desapareció sin llegar a su destino. La teoría de la conspiración dice que realmente Miller murió en la cama de una prostituta en París pero que la propaganda decidió cambiar la historia real para proteger la imagen del «héroe americano». Otros llegan a asegurar que su avión fue bombardeado por error por los británicos.

A día de hoy parece que realmente lo que pasó es que el avión voló demasiado bajo lo cual propició el terrible accidente. La secuencia de como June Allyson recibe la noticia es antológica. Solo por este momento merece la pena ver la película.

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