Que nadie se engañe: los discos de vinilo son delicados: huellas, grasa, arañazos, suciedad adherida e incluso microorganismos son solo algunas de las “cositas” que provocan que, en el mejor de los casos el sonido diste de ser perfecto, y en el peor, sea un horror.
Nada en todo caso que no se pueda solucionar en la mayoría de las situaciones. Así que si hace unas semanas os contábamos que teníais que saber para almacenar vuestros discos de vinilos correctamente, ahora llega el momento de descubrir los secretos de un buen “fregoteo musical”.
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