Emilio Solla

Emilio Solla: “Soy un pianista del montón, pero un compositor del carajo”

De estar confinado en Nueva York por la pandemia, a ganar un Grammy latino por su disco “Puertos: Music from International Waters”.. Así ha sido el año para Emilio Solla, pianista y compositor argentino basado en Nueva York y con un apego especial por Barcelona, ciudad en la que vivió y trabajó durante diez años.

Con 11 trabajos a sus espaldas como líder y más de cuarenta como arreglista y productor, es considerado por muchos como uno de los compositores más destacados y personales en el campo del Tango-Jazz, un lenguaje musical que mezcla el tango y el folklore argentino con el jazz y otros estilos de música contemporánea.

En Caravan hemos tenido la oportunidad de entrevistarle y descubrir que además de un gran músico, Solla es una de esas personas con las que es fácil conectar desde el primer momento. Esto es lo que nos ha contado.

Caravan: 2020 ha sido un año extraño para todos. Para ti sin embargo, desde luego ha sido diferente, al ganar un Grammy latino por tu álbum. ¿Cómo has vivido esa situación? Imagino que ha sido una montaña rusa de emociones.

Emilio Solla: Si dejamos fuera lo que todos sabemos, ha sido un año tranquilo, e incluso positivo. En mi caso algo de trabajo he tenido, he conseguido cobrar el desempleo en Estados Unidos, conseguí además acceder a algunas becas y subvenciones para músicos…y no hemos tenido que “tirar” de los ahorros.

Asegurado esto, ha habido mucho tiempo. Tiempo para cambiar ciertas cosas de mi estilo de vida, para estudiar el piano, conectar conmigo mismo…más tiempo para estar tranquilo. En Nueva York se corre mucho.Cuando no tienes trabajo lo buscas y cuando lo tienes trabajas como loco…al final no tienes tanto tiempo para ser creativo, para reflexionar, para repensar las cosas.

Por supuesto teniendo en cuenta toda la mierda que ha pasado este año en el sentido de que no se ha podido trabajar… Yo tenía una gira de un mes por Europa que se tuvo que cancelar…y por supuesto que ha sido duro… Hasta que hice el concierto en Canarias hace unas semanas, solo había hecho un par de bolos. Es lo que hay.

El querer volver a Barcelona también tiene que ver con eso, El replantearse la vida, el valorar el sacrificio que supone estar allí (en Nueva York) Tengo ganas de estar entre ambas ciudades, pasar más tiempo aquí. El Grammy también ha sido en este sentido muy conclusivo, supuso un fin de etapa grande. Simbólicamente es un un lugar de llegada de cierta cosa que resignifica todos estos años de carrera. Más que a un disco ,me lo he tomado como un premio a la carrera.

Caravan: Fue además tu tercera nominación a los premios…

Emilio Solla: Correcto. Esta última fue en los Latin Grammys y las dos primeras en los Grammys americanos. Son 37 años de picar piedra, estudiando, tratando de hacer la mejor música que uno puede. Así lo veo, no como una canción pop que de repente gustó.

El disco por suerte se hizo el año anterior, ya había circulado, la banda había tocado. Ese año un tema del disco había sido nominado a mejor arreglo en los Grammys americanos, tuvo cinco estrellas en DownBeat y fue uno de los discos recomendamos de 2020…digamos que en realidad, dentro de esta locura, ha sido un buen año.

«Para mí, Barcelona fue amor a primera vista»

Caravan: ¿Tenías más expectativas este año, al ser tu tercera nominación y con esas expectativas que se habían creado?

Emilio Solla: No, no, para nada. Menos teniendo en cuenta que también estaba nominado Chick Corea. De seguro nada. Pero creo que es un disco fuerte, muy bien grabado, tocado con una gente impresionante. Son 17 músicos y todos tienen un nivel tremendo.

Es un disco que venía además con buenos comentarios por parte de la industria, del circuito en el que me muevo…era un premio posible. De hecho el año pasado cuando en los Grammys americanos solo quedó nominado en un arreglo y no como disco, me dio un poco de pena.

Este año con la nominación a los latinos me daba por satisfecho, porque es que creo que objetivamente es un buen trabajo colectivo. Estoy muy orgulloso y en realidad no aspiraba a más estando Chick Corea y Miguel Zenón, dos grandes referentes de este lenguaje.

Caravan: El primer concierto que realizas tras recibir en el Premio fue en Las Palmas, en el auditorio Alfredo Kraus. ¿Te sentiste diferente sobre el escenario?

Emilio Solla: No…en Las Palmas salí igual de preocupado que siempre. Traté de no cagarla mucho y tocar lo mejor que pude siendo además un concierto de piano solo, que a mí siempre me parece que es una cosa que me queda grande.

Es algo que siempre me preocupa porque es ir como en un Fórmula 1, no tienes un compás en el que puedas apoyarte en nadie: ritmo, melodía, forma, sonido….todo es uno, como ir a 300 por hora. Yo creo que soy un tipo que escribe buena música pero como pianista soy un poco del montón.

Caravan: Me parece un estupendo titular ese: “Soy un pianista del montón”

Emilio Solla: Además es que sería verdad. Llegas en un momento en la carrera que es verdad que puedes ser arrogante …pero creo que mi caso soy la anti-arrogancia. Cuando escucho “Puertos” te digo que es un muy buen disco, pero cuando escucho a este tipo, Emilio no sé qué, que toca el piano, bueno te diré … bueno, está bien..pero no es gran cosa como pianista. Es un pianista del montón y un compositor del carajo.

Por eso para mí dar un concierto de piano solo es como ¡Wow,! un problema. Así que no, no me sentía diferente por el Grammy, bastante tenía con meter los dedos en las teclas.

Caravan: Cada una de las composiciones del álbum está dedicada a un puerto. La Habana, Montevideo, Buenos Aires, Cádiz…¿Cuál es tu puerto más personal? Al que siempre quieres volver o en el que quieres acabar.

Emilio Solla: En realidad de los que están en el disco, ninguno. Nueva York no es mi lugar en el mundo… Buenos Aires lo fue, pero ya no es mi lugar…Barcelona sí que es mi lugar en el mundo… Barcelona puede que sí que sea ese lugar.

Y fíjate que mucha gente me preguntó que por qué no le dedicaba un tema pero finalmente no entró…Pero sí, creo que ese es el sitio en el que me siento como en casa. Pero en cualquier caso, un Puerto tiene que ser seguro, quiero estar siempre del mar, todo el tiempo que sea posible.

Caravan: ¿Qué tiene Barcelona que te hace sentir como en casa?

Emilio Solla: Tiene un aire como de Buenos Aires, aunque en realidad sea al revés…el clima es parecido, hay esa humedad, al final y sin entrar en problemas políticos, no dejas de estar en España y se habla español…es un sitio además en que siempre he sido muy bien recibido..

Y en realidad es un amor a primera vista. Cuando pisé la ciudad en 1995 fue como un flechazo. Me sentía como en un lugar que ya conocía, sin conocerlo, porque solo conocía a Joan Manuel Serrat … era todo lo que sabía de Cataluña. Y a final la sentí como familiar. La siento propia.

«Ni sumando Londres, París, Berlín y cuatro ciudades más en Europa llegas a la cintura de lo que es Nueva York, las cosas como son.»

Caravan: El disco es un homenaje también a la inmigración como fenómeno cultural también, sobre cómo el desplazamiento de personas a lo largo de la historia crea cultura. Tu música además es uno de esos ejemplos…sin esa migración no existiría algo llamado tango-jazz.

Emilio Solla: Sí, tiene esa segunda lectura. La metáfora un poco del dibujo imaginario, las flechas entre los discos que van y que vienen, esos puertos….que llevan a la gente y esa gente lleva su cultura y sus músicas…es reafirmar esa idea de que todos somos lo mismo que todos venimos de algún lado y acabamos rebotando de algún otro lado, somos una única raza.

Es algo que de alguna forma está implícita en mi música porque eso es el tango, eso es el jazz… son músicas de puerto, de sitios en los que se ha apelotonado gente de todos los sitios y solamente puede nacer en ese contexto de fusión.

Caravan: Ante ese discurso de fusión con el tango, el flamenco y otros estilos, están los que dicen que el jazz es único y tiene una forma propia que no debe cambiar…

Emilio Solla: Hay gente que tiene tocar a Mozart y espero que no se pierda. Tienen que tocar a Mozart incluso con el clave, no con el piano. Me parece perfecto. Que se sepa la raíz, como el hecho de que haya orquestas jóvenes en Argentina que estés tocando a D’Arienzo y sacan sus arreglos y suenan exactamente como su orquesta original.

Muy bien, tradición. Pero yo hago otra cosa. Es que ni siquiera me lo planteo. Es que yo soy otra cosa. Soy nieto de ucranianos y españoles, nacido en la Argentina, criado en la música del folclore y con un “viejo” que esuchaba jazz pues mira…

En Buenos Aires me empezó a gustar el tango, estudié música clásica…y ¿Qué es mi música? Mi música es todo eso. Si alguien siente que tiene que hacer música tradicional y que eso es lo que le representa pues también perfecto… pero no es lo que soy yo.

Si me dicen que si lo hago es jazz o no lo es pues en realidad no me importa ni el título. A lo mejor es verdad, no hago ni tango, ni jazz ni hago nada… ¡Qué me importa a mí si hago jazz o no! No tiene ninguna importancia.

Caravan: Has vivido siempre entre Nueva York y Barcelona y por lo tanto te has movido en ambas escenas del jazz. ¿En qué se diferencia Nueva York de la escena europea?

Emilio Solla: Me fui a Nueva York buscando guerra. Nueva York es lo más grande de todo y de lejos. Ni sumando Londres, París, Berlín y cuatro ciudades más en Europa llegas a la cintura de lo que es Nueva York, las cosas como son.

La cantidad de músicos buenísimos que tienes a la vuelta de la esquina o que viven en tu edificio…Mismamente en Brooklyn hay una sobrepoblación de músicos tremendos, a dos manzanas de casa. En Barcelona o Madrid puedes tener dos trompetistas buenísimos y cuatro saxofonistas de altura, y si te falta uno no “sabes a quién llamar” es algo que no te va a pasar en Nueva York. Armas una Big Band y cuando no viene uno, viene otro que no sabes ni quién es o cómo pronunciar su nombre y que toca incluso mejor que el de la semana anterior.

Yo en Europa me he sentido muy cómodo viviendo y trabajando…especialmente con mi quinteto “Emilio Solla y afines” con músicos muy buenos y hemos girado mucho… y es verdad que en Europa hay un nivel muy alto también, especialmente en Barcelona. Pero no hay esa densidad, es gran cantidad de genio por metro cuadrado. Allí te encuentras con chavales de 20 años que acaban de llegar de un país que no sabes ni cómo se pronuncia, y tienen tal calidad que les quieres “pegar en la mano con un bate de baseball” (se ríe) Y es así todo el tiempo.

Pero para eso fui a Nueva York, para ser capaz de plantearme nuevos retos y superarlos, para que me quede la ropa grande y poder meterme en ese tremendo quilombo que es hacer música para una Big Band.

Caravan: Y después de “Puertos”, ¿qué nuevos proyectos se presentan?

Emilio Solla: Creo que voy a hacer un disco chiquito, justo lo opuesto a este Puertos. En formato de trío, con un cantante que además toca el saxo y que es muy bueno. Por el momento, ese es el objetivo, aunque no puedo contar mucho más.

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