Siempre produce tristeza decir adiós a los más grandes. Y es así, como hace tres días se anunciaba el fallecimiento de Benny Golson, uno de los saxos tenores más queridos y uno de los compositores más solicitados en el mundo del jazz.
Golson, que ha fallecido a los 95 años en su casa de Manhattan, brilló especialmente con el surgimiento del hard-bop, siendo junto a Art Farmer, el cofundador de The Jazztet, una de las bandas más importantes del movimiento y que combinaba la improvisación con sofisticados arreglos. Entre otros méritos, a este grupo le debemos el lanzamiento de músicos como McCoy Tyner, Grachan Moncur III o Curtis Fuller.
Varias de sus composiciones son consideradas estándares del jazz, entre ellas “I Remember Clifford” (escrita en memoria del trompetista Clifford Brown, poco después de que muriera en un accidente de coche en 1956), “Whisper Not”, “Blues March” o “Killer Joe”, que acabaría siendo versionada con gran éxito por Quincy Jones. También merece la pena recordar “Stablements” un tema que compuso para Miles Davis, después de que John Coltrane le comentase que el famoso trompetista estaba buscando nuevo material.
Como intérprete, Golson tenía un sonido redondo y un estilo que hundía sus raíces en el sonido de Coleman Hawkins y otros saxofonistas pre-bebop. Durante su tiempo con los Jazz Messengers, y más tarde en The Jazztet, su estilo evolucionó a un sonido más dinámico y enérgico, como precisamente, dictaban los cánones del hard bop.
Tradicionalista de corazón, Golson era conocido por “menospreciar” el jazz de vanguardia y a los músicos que, en su opinión, valoraban más los fuegos artificiales que el estilo. “Hay una uniformidad en ellos”, dijo una vez, refiriéndose a los pirotécnicos. “En tiempos pasados, si escuchabas a Ben Webster, Don Byas o Dexter Gordon, solo bastaban unos pocos compases para que supieras de inmediato quién era.”
Bennie (quien más tarde cambiaría a Benny) Golson nació el 25 de enero de 1929 en Filadelfia. Su padre, también llamado Bennie, trabajaba para la National Biscuit Company; su madre, Celedia, era costurera en una fábrica, y sin embargo, su infancia se desarrolló en un hogar “musical”. Comenzó a tocar el piano a los 9 años, pero cambió al saxo a los 14 después de ver una impactante actuación del enérgico saxofonista tenor texano Arnett Cobb con la big band de Lionel Hampton en el Earle Theater de Filadelfia.
Poco después. comenzó a tocar con músicos locales que pronto se convertirían en grandes referentes de la historia del jazz, entre ellos un tal John Coltrane, el baterista Philly Joe Jones y los hermanos Heath (Jimmy, Percy y Albert “Tootie”). Su formación como saxofonista y arreglista se completó en la banda de Lionel Hampton, pero también en las de Earl Bostic, Tadd Dameron y Dizzy Gillespie. En 1958, el mismo año que se unió a los Jazz Messengers de Art Blakey, se casó con Bobbie Hurd.
Es en 1959 cuando funda Jazztet, pero ya a mediados de los años 60 y en parte debido a que la audiencia comenzaba a apartarse del jazz en favor de otros estilos, el grupo se acaba disolviendo y Golson se traslada a Los Ángeles, donde siguiendo el ejemplo de Quincy Jones, pasará la siguiente década componiendo música para el cine y la televisión (Misión Imposible, M.A.S.H…).
A su regreso a Nueva York en 1982, volvería a poner su grupo en marcha, lanzaría seis álbumes de gran éxito y pasaría buena parte de la década celebrando conciertos en prácticamente todo el mundo. Golson continuó girando hasta los 90 años y acumuló todo tipo de premios y reconocimientos y en 1996 se lanzó el premio Benny Golson Jazz Master en la Universidad de Howard.
Y para terminar, dos curiosidades. Benny Golson era hasta hace unos días uno de los dos personas (el otro es Sonny Rollins) que en 2024 sobrevivían a la famosa fotografía de Art Kane de 1958, “A Great Day in Harlem”.
La otra, que si recordáis la película “La terminal” (Steven Spielberg, 2004), encontramos a un Tom Hanks interpretando a un hombre de Europa del este que estaba de camino a Nueva York para encontrarse con Golson, el único músico retratado en la foto de 1958 cuyo autógrafo su padre no había conseguido antes de morir; sin embargo, termina varado en una terminal del Aeropuerto Kennedy cuando se le niega la entrada a EE. UU. Benny Golson hace de sí mismo en la película, cuando finalmente Hanks consigue llegar a Nueva York y le localiza en un club.
Fotografía: Antonio Porcar Cano.