Menos que un perro: la fantasiosa biografía erótica de Charles Mingus

Hay algo de pornográfico en toda autobiografía. Quien la firma decide si es honesto, exponerse ante el juicio crítico de los demás y mostrar sus debilidades esperando, en última instancia, ser perdonado. Quien la lee, se convierte en cambio en ese voyeur que se asoma a la vida del otro y al que todo le está permitido.

Nada de esto encontramos sin embargo en «Menos que un perro» la famosa «autobiografía» de Charles Mingus y que ahora vuelve a reeditarse en España a través de una editorial tan necesaria como Libros del Kultrum. Las memorias del que ha sido uno de los contrabajistas más influyentes de la historia del jazz, vienen acompañadas en el mismo volumen por tres añadidos que no encontramos en la edición original: la Carta abierta a Miles Davis, ¿Qué es un compositor de jazz? y las dos entregas del Blindfold Test de 1960 para la revista Downbeat, realizadas por Leonard Feather.

Tanto por su contenido como por las circunstancias que rodearon su publicación, la «autobiografía» de Mingus no es un libro cualquiera. Y sí, es verdad que en las páginas de este verborreico texto vamos a encontrar algunos ingredientes que suelen repetirse en ese sub-género que constituyen las biografías de jazz, como son una infancia difícil, la vida en los suburbios, el ascenso a la cima y las relaciones de Mingus con músicos como Duke Ellington, Lionel Hampton, Miles Davis, Charlie Parker o Billie Holiday. Pero principalmente a causa del carácter «complicado» de Mingus y sus problemas con todo tipo de sustancias que le impedían pensar con claridad, lo que nos encontramos es una maratón de fiestas, amantes y prostitutas en la que, casi siempre, la música de Mingus es lo de menos.

Mingus

La autobiografía que no fue

Se dice que Mingus trabajó en su autobiografía durante más de dos décadas. De hecho, aunque finalmente vería la luz en 1971, ya diez años antes algunos periódicos afirmaban que la biografía del contrabajista vería la luz en las «próximas semanas».

Un año más tarde, The New York Times aseguraba que el famoso periodista y escritor Louis Lomax(conocido por sus reportajes sobre los derechos civiles, la Nación del Islam, los Panteras Negras o Malcom X) estaba colaborando con Mingus en la edición de un manuscrito que contaba en aquel momento con más de 1.500 páginas y que editores de países como Francia o Japón ya se habían ofrecido para publicarlo sin haberlo leído.

Cuando finalmente vio la luz, muchas de las promesas que se habían hecho sobre este título se habían desvanecido, comenzando por el título. Mingus quería que su autobiografía se titulase «Memoirs of a Half Yellow Schitt Covered Nigger (literalmente, Memorias de un negro cubierto de mierda medio amarilla)», que acabó siendo sustituido por el mucho más políticamente correcto «Beneath the Underdog: His World as Composed by Mingus (Debajo del perdedor: su mundo tal y como lo compone Mingus)»

El tremendo trabajo de edición que supuso reducir esas más de mil páginas a poco más de 300 correspondió finalmente a Nel King quien acabaría convenciendo a la editorial Alfred A. Knopf que aquello tenía que publicarse.

Antes de ese proceso edición, lo que se encontró entre manos King fue un manuscrito formado prácticamente de forma exclusiva por diálogos. En un intento de convertirlo en un libro más comercial, King optó hacer caer casi todo el peso narrativo en las historias más turbias, casi siempre protagonizadas por proxenetas, mientras que lo que de verdad importaba sobre la vida de Mingus, o desaparecía por completo, o apenas se mencionaba. 

Por increíble que esto pueda parecer, en un momento en el que el público devoraba cualquier cosa que oliese a generación beat (Jack Kerouak, Allen Ginsberg, Robert Beck), mostrar a Mingus como un chulo egomaníaco, tenía para algunos más sentido que presentarlo como un genio del jazz. En cualquier caso, no es que Mingus pudiese hacer demasiado al respecto. Arruinado y enfermo, levantó el dedo pulgar y un libro que ni era una autobiografía, ni desde luego le hacía ninguna justicia, se puso a la venta.

La reacciones negativas por su puesto no se hicieron esperar. Una de las primeras, publicadas por el Note Magazine, afirmaba que «el lector se ve forzado a pasar página tras página de erotismo (algunos podrían calificarlo de pornografía) para encontrar la información más básica sobre el hombre y su música» y en The Washington Post se quejaron como en muchos otros medios que el libro básicamente era «una fantasía sexual en la que hay poca información sobre la música de Mingus o sobre las personas con las que tocaba». La última esposa de Mingus, Sue Mingus, indicó finalmente que el libro no era más que un relato del «Mingus superficial, el llamativo, no el real».

Dicho lo cual, desde luego que es una curiosidad y no seré yo el que expulse un libro que como fantasía lisérgica y reflejo de un momento muy determinado de la vida de Mingus tiene un pase; pero para los que queráis leer una buena biografía de Charles Mingus, os recomiendo buscar en otra parte.

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