Navidad, esa época del año en la que muchos nos devanamos los sesos en busca del “regalo perfecto”; maravillosas semanas en las que recorremos las tiendas entre un “¿le gustará? “ y un “no encuentro nada” que, a medida que pasan los días, cada vez nos frustra más.
Y sin embargo, no tiene por qué ser así. Especialmente si el objeto de desvelos es un amigo jazzero y acabas de entrar en esta página en la que te proponemos unos cuantos regalos con los que no te vas a equivocar, tanto si el regalo es una persona curtida en la historia del jazz clásico, como si lo que más le interesa es explorar constantemente nuevos sonidos. Pero si lo que quieres es ser más original, no te pierdas la sección de “extravagancias” que te espera al final del artículo.
Si le preguntásemos a Google su opinión sobre el grupo de jazz del momento, probablemente en un buen número de búsquedas los nombres de DOMi y JD Beck se mostrarían casi con total seguridad en la primera página.
Decía el escritor Stefan Zweig en una de sus obras más famosas:“Momentos estelares de la humanidad”que la historia la determinan hechos en apariencia intrascendentes que por una coincidencia de acontecimientos, cambian el devenir histórico para siempre. Yo soy mucho más modesto y me conformo con unos breves apuntes de lo que para mí ha marcado esta 45 edición del festival de Jazz de Vitoria.
Resulta sorprendentemente fácil adaptarse a una ciudad como Vitoria. Si el día anterior habíamos tenido la oportunidad de disfrutar a medio día del concierto del North Coast Quintet, en el que sería nuestro último día en la ciudad norteña aprovechamos para asomarnos a Jazza Parkean o lo que es lo mismo, el programa de jazz en el Prado en el que vimos al Combo Conservatorio Jesús Guridi y el Combo Musikene. Un aperitivo para nuestra última jornada en la ciudad y con el que «hicimos hambre» antes de disfrutar de los tres últimos conciertos a los que asistimos este año.
Una barbaridad. Tanto en cantidad como en calidad, los lanzamientos que comienzan a presentarse en 2022 están sorprendiendo como nunca a los aficionados al jazz. Lo nuevo de artistas como Cécile McLorin Salvant o Melissa Aldana han barrido el mes de marzo como un huracán. Y si a esto le sumamos maravillas a cargo de Mehldau, la super banda que ha montado Marquis Hill para si nuevo disco en directo o el tercer capítulo de Black Radio, nos queda un mes de escándalo.
Escuchar mucha más música, escucharla a casi todas horas. Esto es probablemente de lo que más estoy disfrutando de estos meses de «teletrabajo forzado». Levantarme de la cama y tras un ratito de desayuno y noticias, abrir Spotify y dejar que la música me ayude a trabajar durante las siguientes ocho horas. Y no, no solo escucho jazz, pero desde luego el jazz es el ingrediente principal.
¿Os acordáis de esos temas que os recomendaba para intentar levantaros algo el ánimo durante lo peor de la pandemia? («Jazz en tiempos del Covid-19» Pues esto es algo parecido, pero pensando más bien en esta «nueva normalidad» que nos toca «experimentar». Lo que os recomiendo aquí son sin embargo cinco álbumes completos, editados todos entre finales de 2019 y mediados de este año. Cinco discazos que no paro de escuchar desde hace semanas, y aunque por supuesto os podría recomendar algunos más, tiempo al tiempo. Comenzamos.
Contaba en «La puerta de entrada al jazz», que empezar a disfrutar del jazz puede convertirse en un pequeño gran desafío si no sabemos qué escuchar o qué artistas, qué grabaciones. Así que he pensado que como todos vamos a pasar unos cuántos días «encerrados» en casa, podría ser una buena idea recomendaros unos cuantos temas que podéis escuchar en algún momento de la cuarentena. Os prometo una cosa: voy a conseguir levantaros el ánimo.
Sing, sing, sing (Benny Goodman)
Comenzamos con fuerza. Seguramente todos habéis escuchado este temazo compuesto por Louis Prima en 1936 y popularizado por Benny Goodman. Y lo conocéis porque lo habéis escuchando en unas cuantas películas: «Rebeldes del swing», «Historias de Nueva York», «Florence Foster Jenkins», «La torre del terror»… Pero también en capítulos de series como «Los Soprano», «Las chicas de Gilmore» o «Los Simpsons» e incluso, en videojuegos como «Mafia II» o «LA Noire».
Pocos temas como «Sing,sing, sing» reflejan mejor el ambiente de lo que debía ser un sofisticado club de Nueva York o Los Ángeles en los años 30-40. Pocos se han asociado tanto el mundo de la mafia, al ambiente de la Ley Seca o al de todos esos tugurios que nos imaginamos en cualquier novela negra. Subid el volumen de vuestro equipo al máximo y poned este tema. ¿No os entran ganas de dejarlo todo y poneros a bailar?
Take Five (Dave Brubeck)
¿Recordáis el anuncio del Seat Ateca del año pasado? Sí, estoy hablando precisamente de este anuncio. Escuchad la música de fondo. ¿No parece tremendamente actual? Lo que escucháis es «Take Five» uno de los temas más conocidos de Dave Brubeck y que se incluye en «Time Out», uno de los mejores discos de…1959. ¿Impresiona verdad?
Porque mientras que ese mismo año Elvis Presley estaba consiguiendo que miles de personas de todo el mundo agitasen sus caderas con «Heart Break Hotel», Dave Brubeck se marcaba uno de los temas más elegantes de la historia. Uno de esos temas que escuchar mientras estás en tu terraza favorita (cambia terraza por balcón de casa) mientras te tomas un gin tonic y piensas… ¿por qué nos empeñamos en hacerlo todo tan complicado? Poneros una buenos cascos y escuchad la batería de fondo. Es Joe Morello, uno de los mejores baterías de la historia. ¿Podéis hacer algo igual?
Caravan (Duke Ellington)
Estoy seguro que para muchos, «Whiplash«, la estupenda película de Damien Chazelle. Que una película que pusiera el jazz como tema principal fuese capaz de ganar tres Oscar en 2014 fue toda una contribución a la «causa». Lo primero, si no lo habéis hecho ya, dejad de leer el blog y poneros a ver la película (disponible en streaming en Sky y en modalidad de alquiler en las principales plataformas).
¿Lo habéis hecho? Bien, pasemos a su banda sonora. Además de la propio «Whiplash», compuesta ad hoc para esta película, el tema que no podéis dejar pasar es «Caravan». El título del tema que da nombre a este modesto blog pertenece a lo que en términos jazzísticos se conoce como standards. Standards son aquellos temas que tras su «lanzamiento» se han hecho tan populares que nunca han dejado de ser interpretados y versionados a lo largo de los años, e incluso las décadas.
Escuchad el Caravan de John Wasson que se incluye en la banda sonora de Whiplash. ¿Verdad que no suena como un tema compuesto en 1936? Escuchad ahora la composición original, la compuesta Duke Ellington y Juan Tizol…¿notáis todas las diferencias? Aquí sí que escuchamos cómo suena un piano en los años 40. Pasad ahora a la versión de Wes Mongomery (1962)… puros años 60. Esa libertad sin límites es lo que hace que el jazz sea tan especial.
Precious (Esperanza Spalding)
Lo reconozco. Para los tres primeros temas de los que os he hablado me he ido algo lejos: a los años 40, 50…¡incluso a los años 30! Así por si os lo estabais preguntando, sí, el jazz moderno y actual existe. Seguro que os suenan nombres como los de Jamie Cullum, Norah Jones o Diana Krall ¿no es cierto? Y aunque desde luego no hacen solo jazz, desde luego hacen jazz.
Pero vamos a una intérprete menos mainstream…en España: Esperanza Spalding. En 2011, Esperanza Spalding conseguía lo impensable: su segundo álbum de estudio, «Chamber Music Society» la convertía en la ceremonia de los premios Grammy en la mejor artista emergente de ese año, arrebatándole a Justin Bieber un premio que se daba prácticamente como seguro. Desde entonces Spalding ha sabido demostrar que lo suyo no ha sido fruto de la causalidad y álbum tras álbum esta cantante y bajista se ha consolidado como una de las grandes referencias del jazz actual.
Black Radio (Robert Glasper Experiment)
¿Dónde se encuentran los límites del jazz? En las dos últimas décadas el jazz se ha fusionado con el rock, el flamenco, la bossa nova, la música electrónica e incluso con el rap. Se ha mezclado tanto que algunos artistas de jazz moderno no acaban de sentirse cómodos con una etiqueta que consideran que limitan su creatividad.
Uno de los mejores exponentes lo tenemos en «Black Radio». A cargo del «Robert Glasoer Experiment», reúne a algunos de los mejores artistas del jazz actual en uno de esos discos «únicos». No, no lo escuches ahora. Espera a irte a la cama. Coge ese libro de la mesilla de noche, empieza a leer y dale al play. ¿A que es diferente a todo lo que has escuchado hasta ahora? ¿A que no tiene nada que ver con esas imágenes que surgían en tu cabeza cuando pensabas en el término «jazz»?
Pues eso y no otra cosa es lo que estás escuchando en estos momentos. ¡Disfrutad!