La otra noche mi amigo André y yo volvíamos de un bolo, hablando de música, como suele ser habitual. Durante la charla, André me recordó aquella anécdota sobre Charlie Parker, al que alguien vio metiendo monedas en una jukebox y eligiendo una pieza country. Parker, a la pregunta de “¿pero qué haces escuchando eso, Bird?” respondió: “it’s the stories, man. Listen to the stories”.
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“Cannonball” Adderley: cinco álbumes imprescindibles del sucesor de Charlie Parker
Cuando hace unos años comencé a interesarme por los orígenes y los porqués de uno de mis álbumes favoritos del género, revisé de manera incansable todo el material fotográfico disponible de aquellas dos magníficas sesiones que parieron “Kind of blue”. Don Hunstein, fotógrafo oficial de Columbia durante más de treinta años, tomó numerosas instantáneas de la memorable segunda sesión del 22 de abril de 1959 en la que se grabaron los archiconocidos «All Blues» y «Flamenco Sketches«.
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Minton’s Playhouse: la cuna del Bebop
Nos gustan los clubs de jazz. Hoy más que ayer, mañana, más que nunca. En Caravan os hablamos en su momento del Cotton Club y del Village Vanguard. Hoy ha llegado el momento de contar la historia de uno de los clubs que más han hecho por la evolución del jazz: el Minton’s Playhouse.

Cómo celebrar el centenario de Charlie Parker como Bird se merece
Ha llegado el día. Hoy hace cien años nacía en Kansas City, Charles Christopher Parker Jr, conocido por todos como Charlie Parker. Fundador y genio del Bebop, Bird permaneció en activo menos de 20 años, pero su legado permanecerá mientras alguien, en cualquier lugar del mundo, siga disfrutando del jazz. Para celebrar su centenario, no hemos querido escribir un artículo biográfico. Muchos lo harán a lo largo del día y en los que vienen; en la mayoría de los casos, os llevarán mucho más lejos de lo que podríamos hacer desde Caravan.
Lo que sí podemos hacer, es poner en vuestras manos los mejores recursos para conocerle de cerca. O como titulamos nuestro artículo, «celebrar el centenario de Charlie Parker como Bird se merece». Así os recomendamos una selección de esas grabaciones que sí o sí tenéis que escuchar, los mejores libros, películas y documentales. Tenemos un programa de lo más completo para teneros entretenidos todo el día. ¿Vamos a ello?

20 libros que tienes que leer para disfrutar (más) del jazz
¿Recordáis lo que os contaba en Ikagai? Sí, eso que no solo me encanta escuchar, sino también leer jazz. Que cuanto más libros leo, más libros quiero leer. Y libros sobre jazz, aunque a España solo han llegado unos poquitos seleccionados, se han escrito a docenas.
En este artículo y en el próximo me propongo compartir con vosotros 20 de los que o bien he leído y más me han gustado, o bien aún no he leído pero desde luego tengo en mi lista de pendientes. ¡Comenzamos con los diez primeros!

Los músicos de jazz mueren jóvenes
Los grandes músicos siempre mueren demasiado jóvenes. No importa si lo hacen a los 90 años, de muerte natural, o si es que decidieron apuntarse al «club de los 27«, junto a Janis Joplin o Kurt Kobain.

Hot House (Tadd Dameron): ¿el tema que fundó el Bebop?
Cuenta el crítico francés André Hoider que «la historia del jazz recordará como una fecha fundamental ese día de mayo de 1945 en que cinco músicos negros grabaron ‘Hot House’ y ‘Salt Peanuts‘». Aunque la afirmación de Hoider pueda resultar en pleno s.XXI algo exagerada, lo ciertos que es que desde su grabación se convirtieron en dos de los temas fundacionales del Bop y aunque no fue su autor, Dizzy Gillespie contribuyó a que muchas décadas después se sigan interpretando.
Compuesta por Tadd Dameron, el artificio de «Hot House» pasó por superponer una nueva melodía, delicada y sinuosa, sobre los acordes de «What is this thing called love«, el famoso tema de Cole Porter. Desde casi el primer momento, «Hot House» se convirtió en un fijo en el repertorio que Dizzy Gillespie y Charlie Parker interpretaban juntos hasta mediados de los años cincuenta.
De hecho, la grabación más famosa y mencionada del tema es de Parker y Gillespie en el concierto en vivo de mayo de 1953 titulado Jazz en el Massey Hall, después de haberlo grabado previamente para Savoy Records en 1945 y en el Carnegie Hall en 1947.
Pero como decimos, no fueron los únicos y los nuevos boppers no tardaron en incorporarla a sus respectivas «playlists». El primero, el propio Coltrane que la grabó en un estudio de Hawai en 1946, pero ya antes de finalizar esa década en los intrumentos de músicos como Max Roach o James Moody que acabaron por «exportarla» a los escenarios de Europa.
El tema es especialmente querido por el crítico Ted Gioia de la que dice en «El canon del jazz»: «Admiro en particular el giro inesperado que se produce en el noveno compás, cuando Dameron, en lugar de la repetición del primer tema que prevé el oyente, inserta una melodía nueva y vibrante. Toda la partitura está bañada en cromatismo, y los acordes hacia extensiones mñas agudas no se limitan a meras notas de paso».
Versiones recomendadas
- Dizzy Gillespie, Charlie Parker (1945)
- Miles Davis (en directo desde el Birdland de Nueva York en 1950)
- Charlie Parker, Dizzy Gillespie y otros (Massey Hall Toronto, 1953)
- Eric Dolphy (1961)
- Charles McPherson (1964)
- Paul Motian (1992)
- Antthony Braxton (1993)
- Arturo Sandoval (1997)

Arreglistas: los «fontaneros» del jazz
Si hay un término que casi todos asociamos al jazz es improvisación. La libertad que tiene el músico para hacer suya música conocida y convertirla en algo diferente. Si aceptamos esta premisa, parece que la figura del arreglo y sobre todo el más profesionalizado arreglista, no tiene mucho que decir en esta historia. Al fin y al cabo cada músico es libre de hacer lo que quiera encima del escenario…¿o no es así?
Pues bien, por increíble que pueda parecer, el arreglo juega un papel fundamental en el jazz y un buen arreglista es muy cotizado. Pero comencemos por lo básico. ¿Qué entendemos por arreglo musical? Si nos vamos a una definición clásica, el arreglo es cualquier obra musical que se deriva de una obra original. Así en una sinfonía, sobre una obra en la que la «voz cantante» puede por ejemplo llevarla el piano, encontramos arreglos específicos para cada uno del resto de los instrumentos (violín, flauta, vilonchelo, etc.). Mientras que el autor de un tema escribe una composición, el arreglista literalmente escribe lo que cada uno de los músicos van a tocar.
Lo cual nos lleva directamente al jazz. Y es que si como en el jazz ya hemos dicho que se improvisa, con el arreglo se determina sobre qué se va a improvisar. Y es que teniendo en cuenta que un grueso de las composiciones del jazz se ha basado históricamente en un conjunto de standards, el arreglo, la variación de la obra para el gusto de una nueva corriente o estilo personal de un artista determinado, ha jugado un papel fundamental.
A diferencia de la música clásica, en el jazz muchas de sus grandes estrellas han sido a la vez, grandes arreglistas. Y lo son desde la época del jazz de Nueva Orleans. Louis Armstrong por ejemplo, conocido por su gran capacidad para improvisar, siempre tocaba con arreglos. Fletcher Henderson considerado el primer gran arreglista del jazz consideraba además que su orquesta tenía que tener una gran capacidad de improvisar y entre los arreglistas de primera encontramos nombres como los de Duke Ellington, Jelly Roll Morton, Charlie Parket o Miles Davis. Dicho de otra forma, el arreglo cuando hablamos de jazz, es la puerta de entrada para improvisar.
Tanta importancia tiene el arreglo en este género musical que resulta bastante habitual que un único disco contenga dos o más versiones del tema principal, cuando no también de otros temas «secundarios» y es que las conocidas como «alternate takes» han llegado a convertirse en reliquias para los más aficionados. Tal y como contábamos hace unos días, de un tema como «After You’ve gone», Benny Goodman llegó a grabar hasta cuarenta versiones diferentes.
A diferencia de la música clásica o incluso de otros estilos musicales, el arreglo en el jazz no siempre está anotado. Cuando los músicos se conocen por ejemplo y tienen cierta complicidad muchas veces el arreglo se discute antes de empezar a tocar o a grabar. O en ocasiones días/semanas antes de la grabación el autor del disco es el que comunica al resto del grupo de qué forma quiere que suenen determinados temas. Esto por supuesto puede llevarse tan lejos como el músico quiera.
Para la grabación de «Kind of Blue» por ejemplo, Bill Evans solía contar que únicamente Miles Davis tenía claro lo que iban a hacer. Explica el fabuloso pianista que Davis les pidió a sus músicos que casi no ensayaran, pese a que lo único que tenían eran unos bocetos de las líneas de escalas y melodías. Una vez en el estudio Davis les dio breves instrucciones de cada pieza y después se pusieron a grabar.
Podría discutirse eso sí qué papel jugaba el arreglo en el free jazz y otras formas de jazz de vanguardia, si es que acaso jugaba alguno. Teniendo en cuenta el carácter marcadamente «improvisacional» de este estilo, seguramente no demasiado. Con todo, figuras como le Ornette Coleman por supuesto los seguían teniendo en cuenta, incluso cuando el crítico respetable afirmara que eso que estaba tocando desde luego no era jazz o si quiera, algo musical.

Cómo comenzar a escuchar Jazz (II): Louis Armstrong, Billie Holiday, Charlie Parker
Si en nuestra primera entrega de «Cómo empezar a escuchar jazz»os hablaba de tres de mis artistas favoritos (Miles Davis, John Coltrane y Ornette Coleman) en este segundo capítulo vamos a hablar de tres de los grandes pioneros de este género musical: Louis Armstrong, Billie Holiday y Charlie Parker.
Como veremos a continuación, hay que esperar hasta los años 50 para descubrir los primeros discos de «estudio» al uso, por lo que en en su mayor parte, a lo largo de este artículo hablaremos re recopilatorios y grabaciones «sueltas» pensadas para la radio.
Louis Armstrong
The Complete Hot Five and Hot Seven Recordings
Tras haber sido un intérprete destacado en los conjuntos de ese otro pionero que responde al nombre de Joe King Oliver, Armstrong desarrolla la primera parte de su carrera al frente de dos grupos míticos: «The Hot Five» y «The Hot Seven».
En esta época Armstrong se revela no solo como un virtuoso de la corneta, sino también como un cantante que no lo hace nada mal. Entre las grabaciones que han pasado a la historia en este periodo destacan «Potato Head Blues», «Muggles» o «West End Blues».
Como hemos indicado, no hay un único disco que recoja lo mejor de Armstrong en estos años y es fácil encontrar distintos recopilatorios que de forma parcial ofrezcan lo mejor de «The Hot Five» y «The Hot Seven». El conjunto de la obra ofrece sin embargo en estuches como «The Complete Hot Five and Hot Seven Recordings» que habitualmente incluye 5 CDs.
Louis Armstrong Plays W. C Handy (1954)
Tras pasar las dos siguientes décadas enrolado en distintas Big Bands, como por ejemplo en las de Erskine Tate y Carroll Dickerson (se dice que Armstrong llegaba a tocar más de 300 noches al año) y una famosa tournée que le llevaría a triunfar en los principales escenarios de Europa, habría que esperar hasta finales de los años 40 para decidiese a volver a los estudios de grabación con su nueva formación: Louis Armstrong and His All Stars.
A este periodo pertenece el ya álbum «Louis Armstrong Plays W. C Handy«. Probablemente este es el mejor disco que graba Satchmo en la década de los 50 y tras la explosión de unas Big Bands que ya estaban en franca decadencia, supone una vuelta a ese estilo Dixieland que le había hecho famoso al principio de su carrera.
Ella & Louis (1956)
La colaboración con esa gran dama del jazz que responde al nombre de Ella Fitzgerald alcanzaría su mejor registro en la grabación de 1956, «Ella&Louis». Primer disco del dúo grabado para Verve Records y con el acompañamiento del cuarteto de Oscar Peterson, incluye once de las baladas más famosas de nuestros protagonistas, grabadas todas ellas en un tempo lento.
Billie Holiday
Si difícil es recomendar un álbum propio de Louis Armstrong, mucho más difícil lo tenemos en el caso de Billie Holiday en el que sí o sí, no tenemos más remedio que remitiros a todos esos recopilatorios que incluyen sus mejores grabaciones.
A diferencia de Armstrong, que siempre estuvo bien conectado y pudo desarrollar una carrera estable, la vida de Holliday fue por decirlo suavemente, azarosa. Imprescindible resulta en este sentido, su autobiografía «Lady sings the Blues».
Como recopilatorio os recomiendo «Billie Holiday by Popular Demand», que incluye más de cuatro horas de grabaciones con sus mayores éxitos. ¿Grabaciones concretas? «All of Me», «I Can’t Get Started» y «Mean to Me», de esa primera época en la que combinaba su adicción a las drogas con la adicción que sentía por Lester Young.
Por supuesto, no podéis dejar pasar ese «Strange Fruit» del que ya os hemos hablado en Caravan o baladas como «Lover Man».
Charlie Parker
Nada mejor que sus grabaciones en directo muchas de las cuales hizo junto a su inseparable amigo Dizzy Gillespie para disfrutar del gran Charlie Parker. En este sentido, una buena introducción a este genio la encontramos en la película de Clint Eastwood «Bird», considerada por muchos como uno de los mejores biopics de la historia del cine. Dicho lo cual, veamos tres grabaciones que consideramos imprescindibles para descubrir a este genio.
Bird and Diz (1952)
La intensa colaboración entre Charlie Parker y Dizzy Gillespie se plasmaría en el álbum de 1952 «Bird and Diz». A estas dos figuras, les acompañarían como parte del quinteto Thelonious Monk, Curley Russell y Buddy Rich. El resultado, una jam sessión inmejorable donde cinco músicos geniales, recrean, improvisan, solean y tocan a las mil maravillas. Bebop genuino, y con un repertorio absolutamente nuevo sacado de la chistera de un Parker en estado puro. Imprescindible.
Jazz at Massey Hall (1953)
Para la crítica especializada, este es el mejor concierto de la historia del jazz. En el Massey Hall de Toronto, Parker reunía en una noche única a intérpretes de la talla de Gillespie, Charle Mingus, Bud Powell y Max Roach.
Curiosamente, el concierto tuvo lugar al mismo tiempo que el combatede boxeo que enfrentaba por el título de los pesos pesados a la superestrella Rocky Marciano contra Jersey Walcott, por lo que el que era un hito del jazz de la época no tuvo demasiada audiencia.
Afortunadamente Charles Mingus grabó el concierto que llegó a ver a un Charlie Parker tocando con un saxo de plástico. Entre los temas que interpretaron, clasicazos como «All things you are», «Salt Peanuts» o «A night in Tunisia».
Charlie Parker with Strings (1949)
Uno de los grandes deseos de Charlie Parker, como amante de la música clásica declarado, era el de poder trabajar con una gran sección de cuerda. Apasionado por músicos contemporáneos como Igor Stravinsky, se lanzó en este terreno a un proyecto que se conoció como Third Stream, un nuevo tipo de música, que incorporaba tanto elementos de jazz como clásicos, en lugar de simplemente incorporar una sección de cuerdas en la interpretación de los estándares del jazz.
El resultado de este deseo se plasmó en 1949, cuando el productor Norman Granz se las arregló para que Parker grabara un álbum de baladas con un grupo mixto de músicos de jazz y de orquesta de cámara. El trabajo, que se dilató durante varios años, se plasmó finalmente en el álbum «Charlie Parker with Strings».

Fred Cohen, Jazz Records Center: «Hay grabaciones de Charlie Parker que cuestan varios miles de euros»
Jazz Records Center no es la tienda de discos más bonita del mundo. Y sin embargo, es un templo del jazz en Nueva York. Una tienda que bajo su apariencia de «descuido vintage» oculta auténticas joyas, rarezas que han llegado a venderse por varios miles de euros.
Al frente de Jazz Record está Fred Cohen, un ya no tan joven neoyorquino que descubrió el jazz a los 12 años, cuando como el mismo confiesa, escuchó un disco de Charles Mingus por primera vez. Desde entonces su interés por esta música no ha parado de aumentar y en 1983, puso en marcha una tienda que desde entonces no ha parado de crecer. Lo que rescatamos ahora es una entrevista que Fred Cohen concedió a Joachim Paulo, editor del libro «Jazz Covers».
¿Cómo y de qué forma pusiste en marcha el Jazz Record Center?
Todo empezó en 1983, con un pequeño local en el west side de Manhattan. En aquel entonces no había ninguna tienda de música en Nueva York especializada en Jazz, así que decidí montar una.
En aquella época no había CD’s. Tienes que tener en cuenta que 1983 fue el año en el que el CD se lanzó al mercado. Así que básicamente lo que vendía eran libros y LP’s. Algo más tarde empecé a vender también CD, cintas d vídeo, DVD’s, posters, prácticamente todo lo que conecta con el jazz, si exceptuamos los instrumentos,
¿Cuándo fue la primera vez que escuchaste un disco de jazz?
Me acuerdo perfectamente. Me acuerdo de comprar ese disco y de hecho, sigo teniendo algunas copias en la tienda. Se titulaba «Modern Jazz Hall of Fame» y estaba editado por el sello Design.
Contenía temas de varios artistas. El primero que me llamó la atención fue el «Abstractions» de Charles Mingus. En ese momento recuerdo que pensé que era la música más rara que había escuchado nunca, a pesar de que yo había sido educado en música clásica y tenía conocimientos de música clásica moderna. Me cautivó por completo ese cuarteto de cuerdas y disonancias. No podía pensar en otra cosa. Tenía que conseguir ese disco.
¿Cómo compras discos para la tienda? Es curioso que el vinilo siga vivo en la época donde la música digital es lo que más vende.
Llegan de muchas formas diferentes. Algunos los sigo comprando nuevos, ya que se sigue haciendo mucho en vinilo.
Creo que el impacto del Hip Hop y los Djs ha contribuido mucho a eso. Nos recuerda que no hace tanto tiempo, la única forma de escuchar música era en vinilo.
Que el vinilo todavía tiene un gran grandísimo sonido. A principios de los años 80 muchos de mis clientes cambiaron su entera colección de vinilos por discos compactos. Ahora están haciendo lo contrario, pero a un precio muy superior…porque es mucho más costoso conseguir los mismos discos en vinilo.
¿Compras grandes colecciones privadas de música?
Claro. Mucha gente trae discos a la tienda. Bolsas de discos, cajas de discos. Y por supuesto, también voy a casa de gente a ver discos cuando me escriben o me llaman.
El mercado de segunda mano de vinilos puede ser muy caro, especialmente para el jazz
Pero también puede ser un mercado muy barato. Hay cientos de miles de discos que se conservan en muy buenas condiciones, y que puedes conseguir por ocho dólares o menos. Eso sí, si entras en el mercado del coleccionismo, vas a pagar mucho, incluso miles de dólares.
¿Cuál es el sello más demandado?
En lo últimos 15 años, o incluso más, Blue Note ha sido el sello que más se ha coleccionado.
¿Cuáles son los discos más caros que has vendido?
Los discos más caros que he vendido no son necesariamente, de Blue Note. Hay otros que también tienen mucho prestigio. Por ejemplo el «Saxophone Colossus» de Sonny Rollins o el «Overseas» del Tommy Flanagan Trio.
Los discos de Lee Morgan o de Hank Mobbley se venden por un mínimo de 1.000 dólares. Algunas grabaciones de Charlie Parker pueden venderse por entre 5.000 y 10.000 dólares. También algunos discos avantgarde son caros, discos de Albert Ayler o del Black Artist Group. Algunas eran producciones muy pequeñas, pero que estaban definiendo cómo sería la nueva música.
Ahora Internet ha cambiado todo esto. Puedes comprar todo tipo de discos en eBay y en otras plataformas.
Internet ha cambiado la forma en la que los coleccionistas tienen acceso a la música que buscan. Antes de tener la tienda, solía mirar anuncios clasificados o subastas, incluso después de abrir la tienda. Después yo solía organizar subastas, de un mínimo de 2.000 discos. Para eso tenía que pasar dos semanas no haciendo nada más que escribiendo referencias y listas de discos que subastar.
Entonces se las mandaba a los clientes y a lo largo del mes siguiente me mandaban sus pujas y ofertas. Cuando estaban pujando sobre un disco , no podían saber quién estaba pujando sobre ese mismo disco, o lo alto que estaba llegando la puja. Eran pujas absolutamente a ciegas. Era un proceso completamente diferente a lo que se hace ahora en Internet, en el que pueden seguir en todo momento cuánto se está pujando por un disco determinado, o que en el último minuto alguien hace una puja tan alta que desplaza a todas las demás. Toda la psicología de las pujas ha cambiado mucho, desde el lanzamiento de eBay.
¿De dónde vienen tus clientes? ¿Quiénes son los mayores coleccionistas?
Vienen de cualquier parte. Sigo teniendo muchos pedidos que llegan por correo, personas a las que nunca he conocido y que viven al otro lado del océano, de Europa y Asia. Además tengo clientes habituales a los que veo varias veces al año y que vienen de países como Inglaterra, Francia, Italia, Japón, etc.
¿Cómo te explicas este renovado interés en los discos antiguos de jazz? Crees que se debe a la calidad del sonido? O hay algo físico en tener el disco entre las manos.
Hay un componente romántico en todo ello. En primer lugar, el tamaño del disco permite un gráficos, diseño, fotografía, presentarlos de una forma mucho más viva que en un CD, que es tan pequeño que no prestas demasiado atención a ese elemento gráfico.
En segundo lugar, hay muchas personas que nunca abandonaron el vinilo. Aunque al principio se resistieron al Compact Disc luego se dieron cuenta de que si querían seguir en la escena musical (como muchos títulos no se editaban en vinilo) tenían que comprar ambos.
El hecho es que muchos de mis clientes invierten en ambos formatos y eso significa mucho, porque también hay muchas grabaciones que nunca llegaron a salir en CD.
¿Tienes una gran colección de discos?
No. De hecho, dejé de coleccionar discos en 1989, cuando la habitación que contenía los discos que estaba coleccionando acabó por convertirse en la habitación de mi hijo.
Así que todos mis discos se han acabado «mudando al trastero». No he añadido un solo disco a la colección desde entonces. Pero no necesito una colección, tengo la tienda.
¿Hay algún disco que siempre hayas querido tener pero nunca hayas conseguido encontrar?
Hay un par de discos que, personalmente, nunca he conseguido ver. Sé que existen porque conozco a otros que los tienen, pero nunca los he visto.
Uno es uno de Kenny Dorham , que fue especialmente grabado para un coleccionista privado. No hay muchos que sepan de su existencia. Es una grabación de un concierto que dio hace 40 años para recaudar fondos. Fue encargado por una organización sin ánimo de lucro y fue una edición muy limitada. Aunque se grabó en Nueva York, nunca he visto una copia de ese disco.
¿Cuánto costaría ahora ese disco?
Varios miles de dólares. El otro disco es una grabación de Chico Hamilton, con Eric Dolphy, titulado «That Hamilton Man», pare el sello Sesac. Es también un sello de Nueva York, pero nunca he tenido la oportunidad de tener ese álbum en mis manos.
¿Qué hay de discos de otras partes del mundo? Cosas como el jazz británico o el jazz francés.
Hay muchos discos que son tan raros, que ningún americano los ha visto nunca. Discos muy exóticos. Discos ingleses para sellos como Nixa o Temple, que incluyen músicos del british bebop, como Dizzy Reece, Tubby Hayes o Victor Feldman.
El jazz no se limita únicamente a la escena americana: ha habido artistas maravillosos en todo el mundo, desde Réné Thomas en Francia a Dollar Brand en SudáfricaAutor:Joachim Paulo (Jazz Covers)