John Coltrane

John Coltrane: sus 10 mejores discos

El pasado 23 de septiembre, los aficionados al jazz conmemoramos el nacimiento de John Coltrane, uno de los músicos que pese a su corta carrera, ha sido sin lugar a dudas una de las figuras más influyentes en la historia de este estilo musical. Desde entonces, llevaba dándole vueltas a la posibilidad de publicar un artículo en el que reflejase los que considero que son sus diez mejores discos; o tal vez no los mejores, sino los que sin duda más he disfrutado. Estoy seguro que en al menos tres o cuatro de los que incluyo en esta lista, coincidiremos todos los que nos gusta el jazz… también lo estoy de que probablemente me he dejado alguna grabación estupenda fuera. Sea como fuere, este es mi ranking personal, que os muestro ordenado eso sí, cronológicamente.

The Cats (1957)

¿Quiénes son «The Cats»? Pues nada menos que John Coltrane, Kenny Burrell, Tommy Flanagan, y Idrees Sulieman: cuatro pesos pesados que Prestige reunió en 1957 para una sesión única que acabó siendo editada. Aunque el disco estaba pensado para el lucimiento personal de Flanagan, una de las estrellas emergentes de Prestige en esa época, demuestra que Coltrane no está ni mucho menos a la zaga, mostrando muchos de sus solos a toda pastilla con los que acabaría de explotar en el «Blue Train» de ese mismo año.

Sin ser por supuesto uno de esos discos por los que se recordará la carrera de Coltrane, sí que es un álbum realmente disfrutable, con un tono de jazz bluesesco que une a de lo mejorcito del jazz de mediados de los ’50.

Blue Train (1957)

Aunque la carrera de John Coltrane arranca mucho antes de este “Blue Train”, este es probablemente el primer álbum auténticamente suyo y en el que los elementos de su música son plenamente identificables. Es además el primero grabado con músicos y temas de su elección. Tanto que salvo en el caso de “I’m Old Fashioned”, todos los temas son originales.

“Blue Train” está marcada por el hard bop de la época, y por supuesto representa el estilo al que Coltrane se había sumado hasta entonces,  si bien en piezas como “Moment’s Choice”  o “Lazy Bird”, se convertirían en pequeños anticipos de lo que vendría después.

Pese a que no es el mejor disco de Coltrane, desde luego se encuentra entre los más populares, en parte por una pista inicial, “Blue Train” en el que el saxofomista se lanza a diez minutos de un tremendo virtuosismo técnico, marcando distancias con casi cualquier otro bebopper.

Giant Steps (1959)

Que 1959 sea probablemente el mejor año de la historia del jazz se lo debemos a discos como este «Giant Steps» del que acaban de cumplirse 60 años y del que se ha lanzado una estupenda edición conmemorativa con todo tipo de tomas alternativas.

Técnicamente, el álbum representa la consagración de un fraseo melódico, marca de la casa, que en el argot se denominan sheets of sound y que se basan en progresiones de tres notas, que se desplazan sobre una nota tónica. Tan característica es esta técnica que algunos la bautizaron en su momento como «Coltrane Changes», y de hecho, se sigue empleando en muchas composiciones en las que se emplean distintos «centros gravitacionales».

En la grabación destaca con luz propia «Naima», la gran balada que Coltrane dedica a su primer mujer y que para algunos críticos musicales como Ted Gioia, es la composición más completa de toda su discografía.

A diferencia de otras composiciones de Coltrane en las que el genial músico busca impresionar a su adudiencia con su destreza, «Naima» no hace alardes de complejidad e impresiona más por su placidez y belleza que por ser un tema de gran dificultad técnica, encerrando sin embargo una complejidad poco aparente.

My Favorite Things (1961)

Séptimo álbum de estudio de Coltrane y probablemente, uno de los mejores de la historia del jazz. Acostumbrados a su dominio sin igual del saxo tenor, en este “My Favorite Things” Coltrane se marca un tanto con la primera grabación que realiza con saxo soprano, menos potente, más sutil y delicado. No era un saxo cualquiera, sino que el que recibe a manos de la madre de Lester Young, pocas semanas después de su fallecimiento.

A diferencia de sus dos primeros álbumes para Atlantic, este no contiene composiciones originales, sino versiones jazz de cuatro canciones pop. El álbum fue el primero que claramente marca el cambio de Coltrane del bebop al jazz modal, gracias sobre todo a los años pasados en el cuarteto de Davis, en el que entre otras cosas, contribuyó a la grabación de ese “Kind of Blue”.

Thelonious Monk with John Coltrane (1961)

En 1961, dos gigantes del jazz en estado de gracia, publicaban uno de los mejores álbumes que se recuerdan en la historia de este género musical. Y aunque se edita en 1961, el disco recoge algunas de sus mejores grabaciones realizadas a lo largo de 1957. 

En el LP original se incluía material de tres sesiones diferentes y nace con el descubrimiento de tres pistas de estudio grabadas por cuarteto de Monk junto a Coltrane en julio de ese año, periodo en el que la banda actuaba con regularidad en el legendario club Five Spot de Nueva York. Para completar el lanzamiento, se incluyeron dos tomas del Monk’s Music grabado un mes antes y una toma adicional del Thelonious Himself grabada el mes de abril anterior.

John Coltrane

Duke Ellington & John Coltrane (1962)

En 1962, Impulse! propondría a Duke Ellington y John Coltrane, grabar un álbum juntos. La cosa por supuesto, prometía. La gran leyenda de los años 30 y 40 se las vería con la estrella del momento.  Se esperaba en ese sentido, que Coltrane saliese al estudio casi a apabullar a Ellington.

El resultado, afortunadamente, fue muy diferente. Lo que nos encontramos es un Coltrane respetuoso al máximo, tal vez incluso cohibido. Y sin embargo, resulta sorprendente comprobar cómo el grupo (Jimmy Garrison/Aaron Bell , Elvin Jones/Sam Woodyard) conecta de forma tan natural con el material y los estándares que se despliegan a lo largo de los 35 minutos del disco. 

Y sí, Coltrane podía ser una figura clave en el nuevo vocabulario del jazz, pero desde luego comprendía perfectamente las formas clásicas. Tanto que Ellington declararía con posterioridad, que la versión que graba de “In a Sentimental Mood” es la mejor de toda su carrera.

Live at the Village Vanguard (1962)

Las grabaciones que se incluyen en el «Live at the Village Vanguard» incluyen la actuación del quinteto de John Coltrane entre el 1 y el 5 de noviembre de 1961 en el Village Vanguard de Nueva York.

A Coltrane le acompañan en estas fechas Eric Dolphy (saxo alto) Garvin Bushell (oboe/contrabajo), Ahmed Abdul-Malik (oud), McCoy Tyner (piano), Jimmy Garrison (bajo), Reggie Workman (bajo), Elvin Jones (batería) y Roy Haynes (batería).

La idea de realizar este concierto fue de Bob Thiele, que a la postre se convertiría en el productor de los discos de Coltrane para Impulse! De Thiele se dice que consiguió ganarse la confianza de Coltrane al darle una completa libertad en la elección del material para el álbum, pasando por ejemplo completamente por alto que el genio no quisiera grabar «My Favorite Things» en directo.

El ingeniero de sonido Rudy Van Gelder instaló su equipo en una mesa junto al escenario, y para estos conciertos Coltrane trabajó con instrumentos nuevos como la tampura, contrafagot, oboe y un segundo bajo.

Crescent (1964)

Grabado pocos meses antes de su «A love Supreme», «Crescent» es un álbum que muestra el lado más meditativo del saxofonista y que de alguna manera, le serviría de como introducción a la obra monumental que grabaría ese mismo año.

Apostando por el cuarteto titular de ese año (McCoy Tyner, Jimmy Garrison y Elvin Jones), Crescent muestra al Coltrane más suave y poético, el más reflexivo y clásico; y que deja auténticas preciosidades como «Wise One» (una auténtica maravilla del hard bop), «Bessie’s Blues» o «»Lonnie’s Lament», una de las baladas más sombrías y tristes que se han escrito para este género musical.

En un disco que destaca por la enorme calidad de sus solos, curiosamente el más interesante no corre a cargo de Coltrane, sino de un magnífico Elvin Jones, que muestra hasta dónde es capaz de llegar en «The drum thing».

A Love Supreme (1964)

«A Love Supreme» es el gran álbum de madurez de Coltrane. Supone la plasmación de todas las ideas del genio, en una suite de cuatro partes que a la vez, representa una búsqueda espiritual, en una conexión profunda con el «creador» de todas las cosas.

En la estela del trabajo que había empezado con «My Favorite Things» el disco supone una de las grandes cimas del jazz modal, pero a la vez un punto de inflexión que permitirá a Coltrane explorar nuevos territorios del jazz.

No solo es uno de los mejores discos de la historia, sino que además es uno de los pocos grandes éxitos comerciales de los que Coltrane pudo disfrutar plenamente. Mientras que la s ventas de la mayoría de sus grabaciones no solían superar las 30.000 copias, para antes de 1970, de este «A Love Supreme» ya se habían vendido más de medio millón de ejemplares.

Meditations (1965)

El año 1965 fue un punto de inflexión en la vida de John Coltrane. Es el año en el que da el salto definitivo al mundo del Free Jazz, estilo con el que había estado coqueteando desde principios de los años 60. A su cuarteto habitual, sumó en este «Meditations» a Rashied Alí como segundo batería (acabaría por ser batería titular tras la salida de Elvin Jones) y el saxo Pharoah Sanders.

Más en la línea de Cecil Taylor (especialmente en su primer e impactante tema) que en la de Ornette Coleman, en Meditations Coltrane lleva las posibilidades del saxo tenor hasta sus últimas consecuencia, con 13 primeros minutos de cacofonía y estridencia que posteriormente se van relajando en los temas siguientes a temas free mucho más suaves y contemplativos.

Tras la publicación de Meditations a Coltrane le quedarían tan solo dos años de vida…que entre otras cosas aprovechó para divorciarse de Naima, casarse con Alice y emprender una interesante gira por Japón con un cuarteto prácticamente nuevo. No dejaría en mi opinión muchas grabaciones mucho más interesantes a partir de este año, en el que también empezó a ver cómo sus problemas de salud se agravaban. Los que amamos el jazz, le seguimos echando mucho de menos.

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